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Jungkook salió de su casa para ir a su otra casa a la hora acordada con Jimin. Era ya pasado el medio día. Se había despertado tarde ese sábado. Se había tomado todo su tiempo para levantarse e ir a ducharse. Estuvo también más tiempo de lo usual decidiendo que ropa ponerse. Le había dicho a Jimin que iría informal pero a último momento decidió ponerse mejor una camisa blanca con rayitas negras para aparecer más presentable. Al fin y al cabo el rubiecito y todos los demás se habían esforzado por planearle esta fiesta. Quería hacer un esfuerzo también. 

Estaba seguro de que Jimin había decorado todo elegantemente como él había querido desde un principio. No le molestaba, le había dado libertad de elegir todo a su gusto, como le pareciera mejor. Así que quería estar a la altura. 

Sin embargo cuando llegó a la casa se quedó casi con la boca abierta. Ya todos los invitados habían llegado, demasiado puntuales. Pero no era lo que le sorprendía solamente. Alrededor de toda la sala, decorando, estaban los globos negros con los que había bromeado con Jimin al principio. Negros y azules. Dos enormes con los números uno y ocho, y también había un cartel con los mismos colores deseándole feliz cumpleaños.

La música de fondo podía reconocerla también. Era su música, el rock que le gustaba a él. Que de a poco empezaba a quedar oculto bajo el canto y saludos de todos deseándole el feliz cumpleaños. 

Jimin lo había hecho todo como había pedido, con sus gustos. Todos los presentes vestían de forma casual también. Realmente el rubiecito le había hecho caso en todo. Estaba asombrado. 

Y tal como dijo que haría, al buscar entre la gente, lo vio a él primero.

Jimin le miraba con una sonrisa. 

Y estaba precioso. Vestía un jean oscuro rasgado, y una camiseta de Metallica que le quedaba un poco grande. También su maquillaje era un poco más oscuro que lo usual. 

Se acercó a él y dejó que el menor le regalara un empalagoso abrazo. 

— ¿Y qué te parece? Hice la fiesta dark como querías — exclamó Jimin feliz.

— ¿Qué haces vestido así? — preguntó Jungkook. Todavía no caía. 

— Quería estar a tono. ¿Qué? ¿No me queda bien la onda rockera?

— ¿Qué no es esa una de mis camisetas? 

— Sí, te la robé — respondió orgulloso. 

— Wow, Jiminie, te ves precioso, me encanta. Me encanta todo. 

— ¿En serio?

— Sí, no puedo creer. Creí que ibas a hacer todo más a tu estilo.

— Oye, es tu cumple. No mentía cuando decía que tus deseos son órdenes. Todo a lo que a ti te guste y te haga feliz, por mí está más que perfecto. 

— Oh, Minie…¿por qué eres tan lindo, eh? — Jungkook estaba a punto de hacerle un mimo en su rostro cuando se dio cuenta de que no estaban solos. Todos los demás invitados tenían sus ojos en ellos. — Vaya, me siento un tonto vestido así ahora — comentó.

— No, no, estás perfecto. Quédate así — lo contradijo Jimin. — Feliz cumple, Kookie — le deseó una vez más. Y le regaló otro cariñoso abrazo. 

— Cuando estemos a solas, te voy a comer la boca — le susurró el pelinegro en su oído. Jimin rió.

—  Ya, ve a saludar a los demás, ya habrá tiempo para eso. 

Lo tomó de la mano y lo llevó para unirse al resto de los invitados.

Los amigos de Tae y los de Jimin acapararon su atención primero. Todos lo saludaron entusiasmados como si fuesen sus amigos también. Les entregaron sus regalos y Jungkook les agradeció por haber venido. Estaba feliz. Nunca pensó que ser el centro de atención de esa manera con sus compañeros de clase podía llegar a sentirse tan bien. Definitivamente no hubiese sido lo mismo si no hubiesen venido. 

Almas Gemelas - KookminWhere stories live. Discover now