~ Busan, 2007 ~

2.3K 378 32
                                    

Hana vagaba por las calles de Busan con el pequeño Jimin en brazos. El niño estaba tranquilo esa noche, gracias a Dios. Últimamente lloraba mucho. Suponía que extrañaba a su hermano, a sus padres. Eso casi la hizo regresar por donde había venido en más de una ocasión.

Pero ya era tarde para hacer eso. Hacía más de un mes que venía escapando de los Kim. Las investigaciones que estaba llevando a cabo la justicia le dieron la ventaja para poder escapar sin ser intensamente buscada. Sin embargo sabía que no iba a poder hacerlo por siempre. Dudaba que Kim Suho fuera a prisión. De alguna forma se las arreglaría para salir adelante. Y Hana sabía que cuando eso ocurriera la familia Kim no desperdiciaría recursos en buscarla. 

Un viejo contacto que tenía su familia en Seúl la había recibido en un principio después del incendio. La había ayudado, le había curado sus heridas, y había visto desde allí también en las noticias el desenlace de lo que los medios llamaban un incendio accidental en la casa de Lee Sungmin.

Minji había muerto. Sungmin en la prisión también había sido encontrado muerto, y aunque en la televisión se hablaba de suicidio ella supo que no lo había sido. Ni que aquel incendio había sido accidental. Los Lee habían sido asesinados. Todo eran mentiras para tapar las monstruosidades de Kim Suho. 

Hana estaba furiosa y más decidida que nunca a huir de ellos. 

Pero lo más importante para ella fue escuchar que Jungkook y Taehyung estaban a salvo. Habían sobrevivido y no habían sido heridos. Cuán aliviada había estado. Moría de ganas por volver a ver a sus bebés. Salvarlos y alejarlos de todo ese mal también. Si fuera por ella se encargaría de cuidarlos a los tres para siempre lejos de todo ese mundo de peligro y muerte.

Sin embargo, solo había podido rescatar a uno. Jimin dependía de ella. No podía arriesgarlo. Tenía que protegerlo. 

Ahora buscaba un lugar seguro para pasar la noche. Se estaba quedando sin dinero y no sabía qué más haría después de eso. Por ahora lo importante era conseguir un lugar calentito para Jimin pues estaba haciendo mucho frío en aquella ciudad. 

Se estaba haciendo tarde y no quería tener que pasar la noche en otra estación de servicio. Se volvería sospechoso. Necesitaba conseguir donde instalarse. 

Caminó sin rumbo, en busca de alguna pensión que la recibiera a esas horas y con poco dinero. Hasta que en una esquina vio una patrulla de policía girando en su dirección y eso la asustó. No había casi nadie en la calle. No quería que la detuvieran a hacerle preguntas sobre qué hacía allí fuera con un bebé con esas temperaturas. 

Así que corrió antes de que la vieran. Eso hizo que Jimin empezara a llorar y ella a desesperarse.

No supo por cuántas calles corrió sin parar, pero como estaba por un barrio de clase media sabía que si no encontraba un escondite, pronto empezaría a llamar la atención de los vecinos. 

Hana no quería meterse en más problemas de los que ya consideraba que tenía. Pero Jimin no dejaba de llorar. Tenía los cachetitos fríos y si no lo sacaba de las calles podría enfermarse. Lo abrazó fuertemente contra su pecho y no dudó, se metió en el patio trasero de una de las casas.

No planeaba robar ni asustar a nadie. Solo quería un lugar donde refugiarse del invierno. Los habitantes de aquel hogar parecían estar ya dormidos. No se veían luces ni movimientos en su interior. 

Encontró una ventana y luego de espiar que no hubiera nadie cerca, hizo lo que tenía que hacer. La calefacción estaba encendida y aquello se sintió muy bien desde que puso un pie dentro. El pequeño Jimin ya estaba más calmado y cuando sintió el calorcito de aquel hogar inmediatamente empezó a quedarse dormido. 

Almas Gemelas - KookminWhere stories live. Discover now