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— No me puedo creer que dejé que me trajeras a mi casa — bufó Jimin mirando la puerta de su casa cruzado de brazos. 

— Hasta que no entres no me voy — dijo Jungkook.

— ¿Ah sí? ¿Planeabas irte? Qué raro, pensé que querías quedarte a ver cómo me regañan — habló con claro sarcasmo. 

— Ganas no me faltan de verlo. Pero prefiero ahorrarte la vergüenza — se burló el pelinegro.

— Ugh, Tae debe estar preocupado por mí. Y Eunwoo. Desaparecí de la nada.

— Ya le avisé a Tae que estabas conmigo. Problema solucionado. Ahora entra, Jimin. Descansa.

— ¿En serio quieres que esta noche termine así? 

— No — confesó de pronto el pelinegro. 

— Entonces llévame a otro lado. Por favor. 

— Que no, Jimin. Es mejor así.

— No, no es mejor así. 

— Ni tú ni yo estamos en condiciones para ser seres pensantes en este momento. Ha sido una noche larga. Hablamos el lunes en la escuela. ¿Quieres? 

— Uh…¿de verdad vas a hablarme? ¿O vas a seguir siendo un idiota conmigo?

— No sé, veremos, Park — le sonrió Jungkook. — Por ahora, esto es todo. 

— Aún te detesto — le devolvió la sonrisa Jimin. 

— Eso quiere decir que estoy haciendo un buen trabajo — el pelinegro se acercó y sacudió tiernamente el cabello del más chico. — Buenas noches, bebé — se despidió.

— Buenas noches, Kookie — respondió Jimin perdido en la mirada del más alto. 

— ¿Quieres que toque timbre? — le amenazó el mayor al ver que no se movía.

— No, no, yo solito entro — rió Jimin. — Adiós — saludó una vez más y finalmente buscó las llaves para entrar. Mejor hacerlo en silencio y tratando de pasar desapercibido ¿no?

Volteó una vez más para ver a Jungkook. Se regalaron una última sonrisa y ese fue el final de la noche. Jimin no se aguantó espiar por la ventana viendo como el pelinegro se alejaba de su casa. 

Era raro lo que sentía. Por un lado estaba contento por haber pasado tiempo juntos, aunque fuera un ratito, de que Jungkook lo cuidara y se siguiera preocupando por él. Estaba contento por poder haber charlado y de que el pelinegro confiara en él para contarle sus problemas. Por otro lado, sin embargo, estaba triste y un poco molesto, porque quería más, y para eso Jungkook seguía siendo bastante idiota y necio. 

Qué complicado que era el amor.

Por suerte, logró escabullirse hasta su cama sin despertar a nadie esa noche. Se podría decir que él también se había salido con la suya. No fue atrapado en su primera borrachera. O al menos eso creyó.

Cuando al día siguiente sus padres fueron conscientes de su presencia, tuvo que dar sus buenas explicaciones. 

— ¿No que te quedabas a dormir en lo de tu amigo Taehyung? — preguntó confundido Minjun mientras preparaba el almuerzo. Jimin recién se levantaba y se veía terrible. No dejaba de beber agua como si hubiera pasado una semana entera solo en un desierto.

— Ah, pues…estuvo algo aburrido así que me vine antes — mintió.

— ¿Ah sí? — su madre arqueó una ceja mientras lo observaba. — A mí me suena que pasó algo más. 

— ¿Peleaste con tus amigos? ¿Te hicieron algo? — insistió su papá. 

— No, no, nada de eso — negó rápidamente.

Almas Gemelas - KookminWhere stories live. Discover now