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Aquella mañana sus padres estaban extremadamente callados mientras desayunaban. Jimin podía notarlo, sobre todo en su madre quien era la que más ánimo tenía siempre en la hora del desayuno. Soo-ah como era usual estaba pérdida en sus juegos de teléfono, ajena a todo.

— ¿Y quién era la persona que llamó ayer? — preguntó entonces. La verdad se había quedado pensando en ese asunto, pues había sido muy raro cómo lo habían reconocido y él no tenía idea de quién había sido.

— Uh, nadie, una vieja amiga — respondió Chaeyeong tratando de quitarle importancia.

— Ah, ¿fue por eso que me reconoció en el teléfono? ¿Quién era? Conozco todas tus amigas, mamá. 

— Eh, no, no creo que recuerdes a esta, hace mucho que no la veo — se excusó la mujer. Se puso de pie y empezó a levantar las cosas de la mesa cuando apenas sí habían empezado a comer. Parecía cómo nerviosa. 

— ¿Y está todo bien? Porque estás rara desde ayer que te dije que llamó — insistió. Quizás había tenido una discusión con ella o habían peleado por algo. Jimin no era tonto, sabía que algo no estaba bien. 

— Ya es tarde. Debería llevarlos a la escuela — opinó su papá de repente cambiando de tema. 

— Pero todavía hay tiempo — dijo Jimin mirando confundido la hora. Ahora su padre también parecía nervioso. 

— Hoy tengo que hacer unas cosas temprano, así que mejor los llevo ahora — insistió el hombre. También se puso de pie y buscó las llaves del auto. 

Jimin no entendía nada. De repente se encontró solo en la mesa de la cocina con Soo-ah al lado todavía perdida en sus juegos.

— Oye, ¿no crees que están actuando un poco raros hoy? — le preguntó a su hermanita.

— ¿Uh? — murmuró la niña. Claramente no tenía idea de lo que le hablaba. 

El viaje hasta la escuela fue también bastante callado. Y si Jimin intentaba retomar el tema de conversación de antes, su padre buscaba la manera de cambiar de asunto. 

Raro todo, pensaba. Sin embargo, se olvidó de aquello cuando ya en la escuela se encontró con Eunwoo en la entrada. 

— ¿Qué pasó? Hoy apareciste temprano, Jiminie — le saludó su amigo.

— Sí, larga historia. Cosas de padres, supongo.

— Bueno, ¿tienes planeado algo para hoy? 

— ¿Para qué?

— Ya sabes, para darle celos a tu chico. 

— Ah, eso. No sé. La verdad estoy más preocupado por Taehyung. Ayer como que discutimos — le contó y puso a su amigo al día con lo sucedido en el gimnasio.

— Vaya, sí que te encanta complicarte la vida con los Kim — opinó Eunwoo. 

— Lo sé, ni me lo digas — suspiró el más bajo. 

No llevaba ni un mes en aquella escuela y ya tenía dramas con todos los compañeros con los que se relacionaba. 

Los chicos se quedaron charlando un rato más juntos en las escaleras de la escuela y luego entraron para ir cada uno a sus respectivas clases, pero quedaron en almorzar juntos una vez más. 

Jimin tomó asiento en su nuevo lugar. El aula seguía casi vacía. Aún era temprano. Sin embargo a los pocos minutos apareció el primero de sus dramas: Taehyung. El castaño entró callado y serio. Se sentó a su lado. Se veía incluso algo triste o apenado.

— Hola… — saludó a Jimin con cierta timidez, para nada característica de él. 

— Hola, Tae — respondió el más chico. Enfocó la vista en sus libros y no dijo más nada. Todavía seguía un poco molesto por la actitud de su compañero el día de ayer así que no tenía muchas ganas de conversar.

Almas Gemelas - KookminDär berättelser lever. Upptäck nu