6.

4.9K 550 121
                                    

Decidimos ir por el centro comercial a buscar tanto a Shoko y Suguru como algún buen lugar para comer.
Como solía distraerme con mil y un cosas que veía, Satoru comenzó a frustrarse.

No es intencional, es un impulso cuando veo cosas llamativas.

— Vuelves a alejarte de esa forma y te voy a abandonar ahí.

— Ya estoy acostumbrada.

Quise sonar divertida, pero mi respuesta fue triste, a decir verdad.
Él suspiró profundamente.

— Dame la mano.

— ¿Para qué?

— Por favor, dame tu mano.

Dudosa, pero también intrigada, tomé su mano con delicadeza. Él se encargó de entrelazar sus dedos con los míos, provocando en mi una opresión en el pecho y rubor en las mejillas.

— Vamos.

Asentí.
Con el pasar de los minutos dejé de sentirme nerviosa y sonrojada y me di cuenta que me está tratando como una cría que no puede andar sola por algún lado.

— ¿Te gustan los videojuegos? — su pregunta me sacó de mi trance. Lo vi.

— Sí, ¿Por qué?

— Ven. Vamos a jugar un poco.

— ¿Y si mejor vamos a comer?

— Después estaremos muy llenos como para jugar.

Parpadee repetidas veces. Es como si fuéramos dos niños en un centro comercial. Bueno, pues sí estamos en un centro comercial pero lo peor es que no somos niños. Él es un chico de 23 años y yo una chica de 22 años.

Accedí a ir a jugar con él un videojuego. Era algo así como una máquina donde se puede bailar. No sé su nombre exactamente, algo así me comentó Satoru. Dijo que ha venido aquí con Suguru y Shoko de vez en cuando.

— Yo...

— Vamos, Sunmi. Sólo una.

— No sé bailar, Satoru.

— Es más, hay que hacerlo más divertido — atenta, crucé los brazos. Él hizo lo mismo —. Si gano, me vas a dar un beso.

— ¡JA! Estás loco.

— Escucha. Y si tú ganas en cualquier otro juego de aquí, te voy a comprar todos los frappes que quieras.

— Tentador. Acepto.

Sonrió ampliamente para después subir a la máquina.

— Una cosa más.

— ¿Eh?

— Si no te gusta el beso, me lo devuelves.

No evité reír a carcajadas. Este chico es todo un caso.
Puso la primer canción que apareció. Creo que era I need your love de Calvin Harris y Ellie Goulding.
En lo que él estaba bailando, con la mirada busqué un juego con el que soy buena para ganarle a Satoru en el puntaje. Cuando finalmente me decidí por uno, lo voltee a ver pero me llamó más la atención su puntaje.

— ¡¿QUÉ?!

Terminó la canción. Por ende, bajó de la máquina con una amplia sonrisa. Sonrisa de orgullo.

— Reverendo hijo del diablo, ¡¿Cómo pudiste haber hecho tanto?!

— Es práctica, preciosa — dijo, tocando la punta de mi nariz con la yema de su dedo.

¿Voy a superar su medio millón de puntos? Sí. No lo dudo. Pero terminaré cansada. Es un riesgo que estoy dispuesta a correr.
Lo tomé de su mano para dirigirnos al juego que había escogido.

«Lovefool»; Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora