10.

3.9K 417 85
                                    

Nos encontrábamos en el patio. Decidimos ir a entrenar un poco. Ya hace días que no hemos asistido a una misión y, desde mi punto de vista, he perdido un poco de resistencia física.

— Bien — dijo el pelinegro, dando pasos al frente — ¿Quién de las dos será primero?

Tanto Satoru como Getou son chamanes de rango especial. Mientras que Shoko y yo somos grado 2. ¿Cuántas posibilidades hay de que le terminemos ganando? Ninguna. O quizá sí, pero con heridas a gravedad.

Miré a Ieiri. Ella me miró a mi.
Lo conoce mucho antes que yo, así que sabe de lo que es capaz. Mientras que yo, pocas veces lo he visto en acción.

— Yo primero — dije, poniéndome de pie.

— ¡Sunmi! — llamó Shoko con temor.

— ¿Qué? Es Getou. No Sukuna Ryomen — tuve que bromear tanto para calmar sus nervios como los míos.

— Bueno, si te llega a matar, ¿Me dejas todas tus cosas? — preguntó Satoru, dando palmadas en mi espalda baja. Le mandé una mala cara provocando su carcajada —. Suerte, preciosa.

— Gracias.

Bajé de los escalones para llegar hasta él, que me estaba esperando. Comencé a estirar mi cuerpo, no quiero sufrir de una lesión...

Aparte de las que él me va a dejar.

[...]

Un golpe y di nuevamente al suelo. ¿Había necesidad de usar sus maldiciones en contra mía? Yo creo que no.
Caí boca arriba, con una pierna flexionada y los brazos estirados. No sé en dónde sufrí el golpe. ¿En la espalda? No. Ya me hubiese sentido cómo me partía a la mitad. Lo más seguro que fue en la cabeza porque no me deja de dar vueltas.

— Hay que aprovechar antes de que se enfríe — comentó Satoru. Cuando lo vi más cerca de mi, le di una patada en la entre pierna, que bien pudo haberle dolido de no ser por su Infinito —. No me diste.

— Qué enfermo eres — me senté en el césped.

— Vamos haciendo algo — dijo, quedando en cuclillas a mi lado. Lo vi —. Te digo su punto débil...

— No. Vamos a apostar y no.

— Escucha, te digo su punto débil pero a cambio, tienes que hacer mis tareas.

— Vaya, por fin has dejado los coqueteos.

— Tomo descansos. No quiero que me mates no sin antes haberme casado contigo.

— ¿Qué? — pregunté ruborizada.

— ¿Qué? — preguntó, recobrando el hilo de la conversación — ¡Nada!

— Repite lo que dijiste.

— Mira, su punto débil...

Yo quería oír de nuevo que se quería casar conmigo.
Bueno. Primero lo primero; el punto débil de Suguru.

Me ayudó a ponerme de pie. Dio leves palmadas en mi cabeza para después alejarse. Lo vi irse, fijándome en su espalda. ¿Por qué me parece una zona perfecta para recostar mi cabeza? No lo sé, pero debo concentrarme.

Llevé mi mirada hacia al frente. Suguru me sonreía con emoción, por otro lado, estaba seria. Ya van dos veces que me ha tirado al suelo. No pienso perder una tercera.

— Dicen que la tercera es la vencida — comenta él, guardando sus manos en los bolsillos de su pantalón — ¿Tú qué opinas al respecto?

— No importa las veces que caiga, te voy a vencer — dije, firme y decidida, a su vez, formaba un arco de cristal.

«Lovefool»; Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora