"Ámame, ámame; dí que me amas. Engañame, engañame; ve y engañame.
Ámame, ámame; finge que me amas.
Déjame, déjame; sólo dí que me necesitas."
[Libro I; Saga: Lovefool]
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Sunmi me dijo que no quería estar presente en la ejecución del chico. Si supiera que ahora me encuentro con él en dirección de la academia, le va a dar un paro cardíaco. Llevando al antiguo esposo de la chica que amo directamente a ella. Me siento abrumado más que nada por ella, porque, lo más seguro, es que su mente comience a decaer y todo gracias a la presencia de Sukuna y su insistencia en querer casarse con Sunmi otra vez. ¿Y si fingimos estar casados? Aunque no se me hace muy justo, porque quiero hacer las cosas bien con ella.
El chico entró emocionado, admirando todo el lugar. Yuji Itadori es su nombre. Él no tiene la culpa de tener una maldición dentro. Me sorprende mucho su comportamiento hiperactivo, alegre y extrovertido aún sabiendo que dentro de él reside un sujeto peligroso.
— Bien. Lo primero es lo primero, Yuji. Tú tienes una entrevista con el director — dije firme.
— ¿El director? — preguntó.
— Si la cagas, puede que rechacen tu admisión, así que mantente calmado.
— ¡¿Qué?! ¡¿Y ser ejecutado de inmediato?! — exclamó —. Qué decepción. Yo pensaba que eras el líder.
Me sorprendí respecto a su comentario. Siempre se ha visto que el más poderoso es el primero, el líder, aquel que debe dar órdenes, no acatarlas. Incluso, entre Mimi y yo hay esa diferencia. Ella suele darme órdenes porque sabe que suelo cometer tonterías que nos lleguen a costar la vida.
Hablando de eso, ya tengo tiempo que no salgo con ella ni siquiera a caminar. Se la pasa trabajando y yo aquí en la academia.
— La jerarquía que no está basado sólo en la fuerza es aburrida, si me lo preguntas — dijo Sukuna, liberando una boca por la mejilla del chico. Este la cubrió con su mano.
— Lo siento, sensei — se disculpó —. Él sale de vez en cuando.
— Pero qué cuerpo más interesante el tuyo — dijo intrigado.
— Yo te lo debo después de todo — dijo ahora, sacando una boca del dorso de la mano de Itadori.
— ¡¿Otra vez?!
— Cuando me apodere del cuerpo de este chico... ¡Tú serás al primero que mate!
— Pero...
— Las razones no te importan, mocoso. No te metas — Itadori hizo una mueca —. No me gusta que otros sujetos tomen posesión de lo que es mío.
— Sunmi no es un objeto, Sukuna. Deja de expresarte de esa manera de ella. Si se entera lo que dices, es capaz de matarte — dije, intentando que se callara mas comenzó a reír.
— Sunmi no es tonta. No me matará.
Sonreí de lado. Si supiera que lo detesta con todo su corazón, no seguiría seguro de sus palabras. Lo dejaré soñar un poco más.
