13.

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— Papá... — susurré mirando con terror esa escena. Getou me cubrió para que no siguiera viendo — Papá... — trataba de verlo, pero mi vista, en cuestión de segundos, se nubló.

— Sunmi — escuché a lo lejos a Riko — ¡Sunmi!

La sangre bajaba del abdomen de Satoru, estaba quieto, algo le decía a Toji pero no sé qué era. El peliblanco me miró sonriendo, eso hizo que volviera en si. Saqué mi espada para dirigirme al hombre y retirarlo de Satoru con un corte en su antebrazo y una patada en el rostro.

— ¡Sunmi, muévete! — exclamó Getou. Al mirarlo, me di cuenta que iba a hacer un ataque, por eso corrí alejándome de él y acercándome al de ojos azules.

— ¡Satoru! — grité pero me detuvo alzando su mano.

— Estoy bien — dijo sonriendo. Se puso de pie —. Realmente estoy bien. Parece que el sujeto me protegió un poco también.

Getou caminó hasta nosotros un poco preocupado.

— Amanai es la prioridad. Yo me encargo de esto. Ustedes vayan con el señor Tengen — dijo mirando al pelinegro.

— Iré contigo — dije. Satoru y Getou me miraron.

— Oh, no — susurró Getou.

— Irás con Getou y los demás, Sunmi. Es una orden.

— Tú no eres nadie para darme órdenes, Satoru — dije con los nervios a flor de piel. Al parecer mi comentario no lo tomó a bien por la mueca que hizo.

— Vete ahora.

— Ese sujeto... Es... — me cuesta admitirlo, me cuesta admitir que ese hombre es mi padre —. Es Toji... — suspiró profundo y caminó hasta mi. Él es el único en conocer el nombre de mi padre. Esperaba un regaño pero, recibí un abrazo sorprendiendo tanto a Getou como a mi — ¿Satoru?

— No te puedo exponer al peligro — acarició mi cabeza —. Vete.

— Satoru...

— Getou — se separó de mi —. Váyanse — se dio media vuelta para alejarse. Iba a caminar detrás de él pero Getou me sostuvo de los hombros.

— Satoru — lo mencioné.

— No bajes la guardia — dijo Getou.

— ¿A quién se lo dices? — preguntó mientras se retiraba sus gafas. Me las lanzó, inmediatamente las tomé y las guardé en mi falda.

Una espada atravesó la maldición que Getou había hecho para retener a mi padre. Era una nueva espada, no es la misma con la que apuñaló a Satoru. Llevaba una maldición rodeando su cuerpo.

— Oh. El recipiente de la sustancia estelar ya no está — dijo mi padre. ¿Qué pasa con él? Getou me jalaba hacia atrás pero yo ponía resistencia en mis pies para que no me moviera, no me quiero ir, no lo quiero dejar solo.

— Ya retiraron la recompensa por Amanai. Estúpido — dijo Satoru.

— Bueno. ¿Quién crees que la retiró? Señor. A un hombre que nunca muestra ninguna apertura. Yo preparé varias metas falsas para ti.

— ¿Eso es cierto? — Satoru le lanzó un haz con su energía maldita.

— Sunmi, Satoru puede con él. Tenemos que irnos — suspiré y asentí. Me di media vuelta para comenzar a correr junto con el pelinegro. Amanai y Misato estaban algo alejadas de nosotros.

— ¿Conoces a ese hombre? — preguntó, mientras seguíamos corriendo. Asentí.

— Toji es mi padre. Ese sujeto es mi padre.

«Lovefool»; Gojo SatoruWhere stories live. Discover now