60.

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— ¡Sunmi! — gritó Panda.

Al darme media vuelta, quedé atónita por la escena que tenía enfrente. Solté al sujeto que llegó a atacarnos para correr hasta él.

— MEGUMI, MAKI — grité con el alma rota. De sus heridas brotaban gotas de sangre —. MEGUMI — me pasó a mi hermano. Lo cargué en brazos, me puse de rodillas en el suelo —. Megumi, mi niño, dime algo.

— No grites, tonta. No estoy sordo — dijo, algo molesto. Sólo tiene los ojos cerrados. Comencé a reír mientras negaba.

— Serás un tonto — dije. Lo abracé fuertemente, sin importarme que el uniforme se manchara de sangre —. Pues no me vuelvas a asustar así.

— Maki-san es la que está más herida — dijo él. Asentí.

— Vamos con Ieiri — dije. Panda asintió —. Vete adelantando. Maki no tiene que seguir perdiendo más tiempo.

— Entendido, Sunmi-nii — al pasar a mi lado, alborotó mi cabello que, al despeinarme, tenía el mismo peinado que Megumi pero con las puntas más cortas.

— Sunmi — habló Satoru, lo miramos —. Estaremos en reunión.

— Eh... Bueno... — él sonrió.

— Tranquila. Estarás con ellos, lo entiendo. Después te platicaré lo más importante — asentí —. Megumi, buen trabajo.

— No hice la gran cosa — dijo él, mirando a otro lado que no sea Satoru o yo.

— Bueno, si no hubiera sido por ti, Maki no se hubiera salvado — dije.

— Y tu desempeño en las batallas, antes de que ocurriera este incidente, fue verdaderamente increíble — agregó Satoru.

— Estamos orgullosos de ti — me miró con perplejidad. Le sonreí. Después volteó a ver a mi novio, quien también le sonrió. Sus ojos brillaron pero no hay señal de haber una sonrisa en su rostro —. Anda. Vamos a que te traten esas heridas.

— Toge sigue allá — suspiré —. Noritoshi también.

— Después de llevarte con ella, iré por ellos — me levanté y le ayudé al tomarlo de sus brazos. Uno de ellos lo pasé por mis hombros mientras que uno mío lo tomaba del torso. Dábamos pasos lentos para llegar a la enfermería sin problemas.

Miré sobre mi hombro a mi novio, quien me hizo un gesto cruzando el pulgar con el dedo índice. Un corazón. Sonreí ampliamente para después voltear al frente.

— Frente a mí no estén coqueteando. Es asqueroso — dijo mi hermano en forma de reproche. Comencé a reír mientras negaba —. Aunque...

— ¿Qué pasa?

— Estoy contento con que se hayan reconciliado — dijo, mirando directamente a mis ojos. Le sonreí —. Lo que me importa es que seas feliz y, si lo eres con él, pues les deseo lo mejor siempre.

— Por eso y más, eres el mejor hermano de todos — bajó la cabeza y mostró una pequeña sonrisa.

Ieiri me indicó la habitación donde tenía que dejar a mi hermano para que ella lo examinara y sanara sus heridas. Mientras tanto, me dirigí a la ubicación que me fue dada por Megumi, donde se encontraban mi primo y Noritoshi.

— Sal-Salmón — musitó al verme. Sonreí con calma.

— Ya llegué, mi niño — dije, acariciando su cabeza. Estaba sentado recargado en la pared —. Serás sanado más pronto de lo que piensas.

— Sunmi... Senpai — musitó Noritoshi. Corrí hasta él que estaba a punto de caer, sujeté sus costados. Recargó su cabeza en mi hombro —. Todo... Se salió de... Control.

«Lovefool»; Gojo SatoruWhere stories live. Discover now