31.

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Conforme pasaban los meses, fuimos planeando todo para la boda. El día será el 03 de Enero, esto con la intención de que pasemos juntos el cumpleaños de Megumi incluso las fiestas decembrinas.

Mientras que Ieiri acompañó a Satoru para ver eso de la ceremonia, Yaga nos encargó una misión a Nanami y a mi.

— Ya estamos a punto de graduarnos — comentó Nanami a lo cual asentí contenta.

— Tu poder ha incrementado bastante — dije con alegría —. Me alegra mucho.

— Cuando llegué aquí apenas eras un chamán de rango dos — asentí —, y ahora, eres uno de rango especial.

— Sólo hay cuatro chamanes de rango especial. Satoru y yo somos parte de ellos. Y...

Conoció a Getou, sí. Convivió con él, sí. Pero también lo vio atacarme casi al grado de matarme, estuvo presente cuando me amenazó con mis hermanos.
Suspiró.

— Otra vez te estás acordando de él.

Suspiré. Bajé mi cabeza.

— Lo siento — me disculpé.

— Entiendo. Fue tu primer mejor amigo — respondió, asentí —. La nostalgia puede ser buena en algunas ocasiones.

— Y en otras no tanto.

— Como es tu caso. Que la nostalgia te hace recordar a un Getou que alguna vez fue buena persona hasta que su mente comenzó a colapsar.

Asentí. Aún sigo idealizando a Getou como el chico que se presentó ante mi el día que llegué aquí. Ese Getou ya no existe. Quizá, en lo más profundo de su corazón se encuentre una diminuta parte de ese chico pero, lo dudo mucho.

El objetivo de esta misión es rescatar a una niña. Así como mi primera misión con Getou.

El lugar es un hospital. En primera, ¿qué hace una niña en un hospital abandonado? No tengo la menor idea, pero a lo que le encuentro más sensatez es que la maldición la llevó hasta ese sitio.

Había pedazos de vidrios rotos en el suelo, las baldosas estaban cubiertas de mugre y sangre seca. Al parecer esta maldición se ha estado divirtiendo por mucho tiempo.

— Ahí está — dije, mirando atentamente al frente.

— Yo me encargo de ella — anunció el rubio, a su vez, daba pasos hacia la dirección de la maldición.

— No, Nana...

— Estaré bien. Confía en mi. Tú busca a...

Era una serpiente. Hice una pequeña mueca, creí que haber visto una maldición con anatomía arácnida era suficiente pero, ¿Esto? Esto es el colmo.

— La cabeza — sugerí —. Tenemos que cortarle la cabeza.

— No nos dejará acercarnos a ella.

— La voy a distraer.

— ¿Qué necesidad de tener pensamientos suicidas?

— No son suicidas, Nanami. Aunque sí es algo arriesgado.

— No tardaré en exorcizar.

Asentí.
Intentaba disparar a la cabeza, al menos un ojo, pero se mueve de manera sigilosa evitando mis balas. Al menos eso la distrae.
Se acercó rápidamente a mi con intenciones de comerme pero comencé a correr para alejarme de ella.

— ¡Ayuda! — grité con miedo. Con cada obstáculo que le pongo en su camino, lo evade con facilidad. Aproximadamente mide 2 metros, eso sin abrir la boca.

«Lovefool»; Gojo SatoruWhere stories live. Discover now