"Ámame, ámame; dí que me amas. Engañame, engañame; ve y engañame.
Ámame, ámame; finge que me amas.
Déjame, déjame; sólo dí que me necesitas."
[Libro I; Saga: Lovefool]
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Acariciaba la pequeña cabeza de mi primo. Aunque me digan que está bien, aunque él mismo me lo diga, no puedo evitar sentirme culpable al respecto. No lo sé, pero, siento como cuando abrazaba a Megumi al llegar a la casa después de la escuela; tan pequeño y lleno de vida. Mi hermano jamás ha sido tan expresivo a comparación de Tsumiki, pero, cuando me abrazaba, me sentía tan bien y tan preocupada a la vez porque sabía que algo le estaba pasando y no sabía cómo hacérmelo saber.
A sus 11 años, fueron muy pocos los abrazos, así que fueron muy pocos los momentos en los que se sentía mal.
— En todo el día no lo has soltado — suspiré —. No... No te lo digo en mal plan... Es...
— Entiendo, Satoru — dije, un poco cansada —. Entiendo, no te preocupes.
— Tienes un lindo instinto maternal — tomó asiento a mi lado.
— Eso es porque he cuidado de mis hermanos desde que eran unos niños.
— ¿Entonces no tuviste una infancia como tal?
— Sí, bueno... A veces...
Suspiró. Tomó mi cabeza para besar mi sien derecha. Bajó su brazo a mis hombros para abrazarme.
— Pensé que se iba a morir — confesé. Miré a Toge, se quedó dormido —. Cuando vi que escupió tanta sangre yo... Entré en pánico y lo único que se me ocurrió fue abrazarlo.
— Eso es porque no ha podido controlar su poder — dijo —, pero, confía en que lo logrará.
Suspiré. No hago otra cosa más que suspirar.
— Gracias por estar aquí — susurré. Liberó una pequeña risa para volver a besar mi cabeza.
— Jamás te dejaré sola en algo tan importante.
Sonreí por sus palabras. Decidí recostar mi cabeza en su pecho, sintiendo su respiración y llenándome de su aroma. Su perfume me gusta mucho.
— ¿Irás a llevarlo al clan Inumaki? — preguntó, negué — ¿Van a venir por él? — asentí — ¿Esos sujetos de morado?
— ¿Qué?
Cuando levanté mi cabeza, veo a mis abuelos acercarse a nosotros. Vienen por Toge, ¿Qué les voy a decir? "No pudimos seguir entrenando porque se me ocurrió la idea de conocer el poder de su técnica y terminó escupiendo sangre desde lo más profundo de su estómago".
— Buenas tardes — saludaron. Les sonreí.
— Buenas tardes — respondió Satoru.
— ¿Cómo estuvo el entrenamiento?
— Ah... Estuvo bien. Aún faltan cosas por mejorar pero no cabe duda que es una técnica poderosa — contesté.
