«Lovefool»; Gojo Satoru

14.

— Oye, despierta, ¿Quieres?

Los párpados me pesan demasiado. Al principio me costó abrir los ojos para ver a la persona que me estaba llamando. Pero, no sé si estoy soñando o de verdad está frente a mi.
Su seriedad fue reemplazada por una sonrisa amplia mostrando su perfecta dentadura.

— Creo que de verdad morí porque estoy viendo gente muerta — dije, confundida. Al mirar a mi alrededor me doy cuenta que aún me encuentro en el templo, cerca de la entrada, en el lugar donde Toji me atacó brutalmente.

— ¿No te vas a levantar? — preguntó. Estaba de cuclillas al lado de mi. Inmediatamente me senté. Ya no tengo heridas, sólo cicatrices que no sé si vayan a desvanecer —. Sané tus heridas.

— Pero... Pero, ¿Cómo? — pregunté confundida. Llevé mi mano al bolsillo de mi falda. Tengo la caja del dedo de Sukuna y las gafas de Satoru — ¿Cómo puedes estar ahí si estás muerto? Yo llevo uno de tus dedos.

— ¿Acaso pensabas que te iba a dejar morir?

Pasé saliva pesadamente. Eso no responde a mi pregunta. ¿Por qué lo tengo frente a mi? No tiene cuatro brazos ni dos caras.
Cuando iba a alzar mi mano para tocarlo y saber si es real o no, desaparece como una nube de polvo. Lo cual, me trae a mi realidad.

— Riko — susurré. Me puse de pie, corrí en dirección de la puerta donde habían entrado Riko y Suguru pero... No está. Riko no está. Toji se la llevó —. Getou — llamé — ¡Getou!

No está por ningún lado. Seguramente salió herido y fue en busca de ayuda.
Al regresar a mi antiguo lugar, Misato estaba sentada con la mano en su abdomen. Corrí hacia ella para auxiliarla.

— ¿Cómo estás? — pregunté.

— Me duele todo el cuerpo — dijo con dificultad —. No vi sus golpes hasta que ya estuve en el suelo.

— Tranquila. Iré por ayuda.

Sólo se quejó. Inmediatamente me puse de pie para salir corriendo.

Con que este es el padre de Sunmi. No creí que mi primer encuentro con él fuera de esta forma. Me lo imaginaba más formal, no apunto de privarme de la vida.

El hombre estaba sobre el techo de un salón. No puedo sentirlo, eso quiere decir que no tiene energía maldita, fue bendecido con un conjuro físico divino. Ahora comprendo el porqué el día que Sunmi lo vio en ese restaurante reaccionó de esa forma. 

Inmediatamente se lanzó a mi para atacarme, pero le devolví el golpe ocasionando que se estrellara en el salón que se encontraba detrás mío.

— Le tienes mucho aprecio, ¿No? — pregunté desde afuera —. Lo siento, pero no te me vas a acercar.

Cuando miré si seguía en la misma situación que lo dejé, me di cuenta que no estaba. ¿Dónde está?
Lo buscaba por cualquier lado pero no lo encontraba. Mal momento para tener a Sunmi lejos.