58.

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A pesar de haberlo atacado de esa forma, logró huir. Nanami corrió en dirección de donde estaba escapando para ir detrás de él, yo seguía disparando. Acertaba pero aún así escapaba.

Escuché el golpe de un cuerpo caer. Me giré y terminé encontrándome con un Itadori inconsciente en el suelo.

— ¡Tenemos que...!

— ¡Nanami! — interrumpí a mi amigo. Pensaba ir tras Mahito pero Itadori es la prioridad ahora.

Tuvimos que llevar a Itadori al hospital para que sanaran sus heridas. Llamé a Ieiri para que me ayudara con este problema. Después de ayudar a Itadori, se pasó conmigo. No entiendo para qué.

Estábamos en la cafetería del hospital. Ella tomando un café y yo un té negro. Suspiré profundo.

— Sólo necesita reposar — comentó mi amiga después de beber de la tasa de café —. Pero, tú, me preocupas.

— Yo no estoy herida — respondí a la defensiva.

— Pero obtuviste dos almas — dijo en forma de recriminación —. No una. Dos almas, Sunmi. Sabés que eso es demasiado malo para ti, ¿no? Puedes entrar en un quiebre y tu mente será la primera afectada.

Desvié mi mirada de con ella mientras suspiraba con profundidad.

— Sólo quería salvarlos — dije —, no me perdonaría si los dejara morir de una manera tan cruel.

— ¿Qué sentiste cuando las obtuviste?

— De la primera, sólo tristeza por no ver a su hijo por última vez. De la segunda, siento... Que estoy cargando con todos sus traumas...

— ¿Ves a lo que me refiero? Deja de hacer eso.

Bajé la mirada. Me regaña como jamás lo ha hecho. Sí, ella podrá ser mi mejor amiga y quererme con toda el alma, pero cuando cometo una tontería como esa, toma en serio su rol de doctora para decirme, afirmarme y hacerme entender que si sigo cometiendo ese tipo de cosas, terminaré volviéndome loca.

— Quizá fue lo que más factible se te hizo, Sunmi, pero no siempre podrás salvar a una persona de esa manera. También tienes que fijarte a quién estás salvando porque sólo tú vas a cargar sus traumas y pecados.

Hice una mueca. No tengo el valor suficiente de verla a la cara. Sé que he cometido una tontería, sé que hice mal, pero mi altruismo no me permitía dejarlos en esa condición. Sabía que no merecían ese tipo de destino, así que quise darles un buen descanso.

— Espero entiendas.

— Lo sé, Ieiri, lo sé — dije aún sin verla. Suspiró profundo.

— No me perdonaría si te pasara algo — dijo con voz afligida —, por eso me preocupo por ti.

— Entiendo — dije, al fin viéndola —. Perdóname por haber tomado una decisión tan drástica.

— Te conozco y conozco tu empatía y altruismo, así que el regaño no fue tan fuerte.

— ¿Ah, no? — rió mientras negaba.

— Tengo que regresar a la academia — dijo, asentí —. Por cierto, he visto los entrenamientos de Gumi — asentí frenéticamente. Tiene la costumbre de poner apodos y a mi hermano le puso ese, aunque no me quejo, está bien —. Ha incrementado su poder considerablemente. Espero que puedas verlo por tus propios ojos.

— Yo también espero lo mismo — bajé la mirada.

— Te quiero, Mimi.

Yo más a ti, Ieiri.

«Lovefool»; Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora