57.

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— Si sucede alguna cosa, me llamas.

— Sí.

— Si te encuentras en peligro, lo cual dudo mucho porque eres muy poderosa, me llamas.

— Sí.

— Si quieres que alguien te quite la ropa, me llamas.

— S... ¿Qué? — comenzó a reír a carcajadas. Le di manotazo en el brazo — ¡Satoru!

— Ya, tenía que decirlo. Perdón — besó mi frente —. Pero en serio, si consideras que es importante o necesario llamarme, hazlo, inmediatamente voy hasta donde tú estés para ayudarte — asentí repetidas veces.

Antes de darse media vuelta para irse, sujetó mis mejillas para tener un soporte al besarme. En todo momento fue suave y delicado, robándome un suspiro profundo.

— Cuídate mucho — dije sobre sus labios. Sonrió.

— Tú también — besó mis labios otra vez —. Nos vemos en la tarde.

Asentí. Salió de la casa. Suspiré. Este lugar se siente vacío.

— ¿Y si adoptamos una mascota? — pregunté para mí misma —. Un gato. Un perro. Un gato y un perro. Sí, le comentaré cuando llegue.

Cuando estaba terminando de acomodar aquí, inmediatamente mi celular comienza a sonar. Sin perder tiempo, contesté:

— ¿Hola?

— ¡Senpai, necesito de su ayuda, por favor!

— Itadori, ¿dónde estás?

Me pasó la dirección y de inmediato me dirigí hacia allá. No me dio tiempo de enviarle un mensaje a Satoru avisándole la situación. Se escuchaba preocupado y alterado, y si me llamó es porque Nanami no se encuentra presente con él.

Llegando al lugar, me encontré con un con un Velo. Alguien más se encuentra aquí y no es ni Ijichi ni Nanami. La única vez que rompí un Velo fue cuando íbamos a ir a ayudar a Satoru en una misión, en la época de estudiantes. Un golpe fuerte se necesita para deshacerlo.

.·:*¨ ¨*:·.

— ¿Eso es posible? — preguntó asombrado.

— Desconozco — respondí, tomando asiento a su lado.

— Pero en el libro lo menciona.

— El libro no tiene información relevante.

— ¿Y si lo intentas? Eres la reencarnación de Zen'in Sunmi, si ella pudo, tú también.

Lo miré carente de emociones en mi mirada, por su parte, él sonreía de manera diminuta.

— Estoy de acuerdo con sensei, senpai — comentó Yuji —. Yo digo que deberías intentarlo.

— Dos contra uno, nena.

Hice una mueca. Me levanté del suelo y busqué un objeto con el cual podría practicar.

— Dijiste que eres buena en el basquetbol — comentó mi novio —. Así que por la puntería no te preocupes.

— Tengo que... Ah, ya — tomé un par de cajas. No estamos ni en la academia ni en su casa, sino en un bosque cerca de una cabaña, es la cabaña familiar de Ieiri. Espero no destruir ese hogar porque si no, ahora sí me mata. Tres abajo, dos en el medio y una hasta arriba. Una pirámide de cajas son mi objetivo.

«Lovefool»; Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora