22.

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Arrastré mis pies gracias al golpe de Sukuna

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Arrastré mis pies gracias al golpe de Sukuna.
Este sujeto es el mismo diablo. Sonríe de una manera muy tétrica pero también muy coqueta y engreída. Está atento a mis movimientos y no lo puedo distraer como para tener la ventaja.
Respiré hondo.

Hasta cierto punto, pudo haber sido un tonto al haberme dicho que sentía mi desesperación.

Sukuna Ryomen, eres un tonto.

Espero no arrepentirme de mis palabras después.

Su rostro reflejaba ataraxia total pero, sus movimientos eran algo imprecisos.
Se hizo a un lado, tengo la oportunidad de darle el golpe; un rodillazo. Detuvo el golpe al darme un codazo en la mandíbula.

— Ah... Mierda...

Susurré.

— No has acertado ninguno y tus amigos allá afuera están teniendo problemas — dijo, cruzó los brazos —. Al parecer estaremos más tiempo aquí. Aunque no me molesta.

— Sunmi, escúchame. Tienes que luchar contra Sukuna para salir de ahí.

Mi mueca de enojo se vio reemplazada al escucharlo. Satoru. Suspiré aliviada al oírlo.

— Eso intento — respondí en voz alta con la esperanza de que me oiga.

— Oye, niña. Concéntrate, ¿Quieres? — llamó Sukuna. Estaba molesto. Encontré su punto débil.

— Bien. Te voy a ayudar desde fuera, sólo perdóname por los golpes que te voy a dar.

¿Qué?

— ¿Qué?

Me va a terminar matando.

— Tengo planeado casarme con Satoru — dije, con algo de alegría. Aunque fuera para provocar a Sukuna, hay verdad en eso, sí me quiero casar con él — ¿Cuál color crees que me quede bien?

— El rojo — contestó, serio.

— ¿Ah, si?

— Y el blanco. ¿Quieres que te ayude a decorar tu vestido? — sonreí.

— Claro.

— El vestido será blanco con detalles rojos — sonrió, en cambio yo, me quedé seria —, que será la sangre de ese bastardo si se le ocurre...

Me lancé a él para golpearlo. Inmediatamente retrocedió pero yo, con cada movimiento que hago, voy acercándome más a él sin darle el lujo de escapar.
Por más que me quiere golpear, sostengo sus golpes con mis manos u otras veces mis antebrazos se interceptan. Está desesperado. Extraño de él.

— ¿El Rey de las Maldiciones en desesperación? No lo puedo creer. ¿O está celoso acaso?

— ¿Celoso de poca cosa como él? — rió ronco. Aún intento en golpearlo, así como él a mi —. Claro que no, preciosa.

«Lovefool»; Gojo Satoruजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें