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+𝟏𝟖

— ¿Me seguirías queriendo si un día amanezco siendo un gato cocinero? — pregunté, con la cabeza recostada en su regazo. Él dejó una mano en mi frente mientras reía.

— De cualquier forma, yo te seguiré amando — respondió sonriendo.

Después de haber cenado y habernos dado un baño, decidimos ver una serie pero, como no sabíamos cuál, nos quedamos en silencio en el sofá de la sala hasta que yo comencé esa pregunta.

Sonreí ampliamente gracias a su respuesta.

— Tengo una duda desde que llegamos de la academia.

— ¿Cuál es? — pregunté curiosa.

— ¿Por qué Mai y tú comenzaron a reír?

Pueden pasar dos cosas cuando le cuente la verdad.
1. También comenzará a reír, nos vamos a reír toda la noche hasta terminar exhaustos.
Y...
2...

— S-Satoru...

— Yo te lo quito...

Sí. Eso.

2. Querer comprobar si su mano es del mismo tamaño que mi pecho.

Se enfocó más en mis pechos. Besando y succionando mis pezones. Me mordía el labio para no emitir un sonido que lo provoque más, pero... Cada vez que lo veo, es como si sus ojos me dijeran que en su mente ya me hizo suya un sin fin de veces y quiere ponerlo en práctica en físico, pero también, veo el amor que me tiene porque no me toca de una manera brusca por más excitado que esté, porque me cuida, me protege y está al pendiente de mi en cualquier momento.

Su rodilla rozaba mi intimidad, gracias a eso, gemí. En mis manos pude sentir cómo su cuerpo se estremecía cada vez que me escuchaba.

Se levantó, quedando en rodillas y comenzó a desabrochar mi pantalón mientras me quitaba las botas. Tomó mis tobillos para subir mis piernas en sus hombros.

Lo miré, parecía otra persona. Me gustó mucho esa faceta de él. Me miró y sonrió provocandome más.

— Eres muy hermosa — dijo acariciando mi mejilla.

— Satoru... — dije como si quisiera gemir su nombre. Me besaba las pantorrilla izquierda mientras me miraba, esa mirada es tan adictiva que no puedo dejar de verlo. Bajó sus besos hasta mi muslo y después se pasó a la otra pierna.

Bajó lentamente su mano a uno de mis pechos para presionar con suavidad, seguía acariciando mi pantorrilla mientras besaba mi muslo. Su tacto es tan delicado que me hace temblar y siento que me toca el alma. Dejó mis piernas para bajar hasta mi abdomen para besarlo.
Me besaba con delicadeza dejando también uno que otro chupete en él. Me sentía tan bien, era una sensación muy agradable que no me dejó de otra más que suspirar.
Sus besos fueron subiendo hasta mis pechos, donde se quedó otro rato más besando y succionando. Acaricié su cabello con cada beso que me daba. Su otra mano acariciaba mi otro pecho y yo seguía gimiendo.

Es tanto el placer que mis sentidos se están nublando y sólo lo percibo a él tocándome.

— Satoru...

Subió a mi cuello. Hincaba mis uñas en su espalda cuando me dejaba ligeras mordidas. Sus manos se paseaban por mis piernas, acariciando con suavidad como si quisiera recordar cada milímetro de mi piel con su tacto. Está muy cerca de mí que puedo sentir cómo algo duro roza con mi parte intima. Me mordí el labio al sentirlo. Buscó la venda que lleva en sus ojos por las sabanas para ponérmela a mí.

— Si vieras lo mismo que estoy viendo en este momento, comprenderás el porqué te amo demasiado — sonreí con calidez. Es curioso que pueda ver a través de esta tela, así puedo observar sus ojos azules, estaban dilatados y brillaban tanto que parecían dos hermosos diamantes. Nuevamente comencé a besarlo, esta vez, tomando el control del beso.

«Lovefool»; Gojo SatoruWhere stories live. Discover now