17.

3.2K 298 80
                                    

Los pequeños rayos de Sol que entraban a la habitación me dieron ligeramente en el rostro haciendo que abriera mis ojos con lentitud. Aún acostada, miré a mi alrededor...

Esta no es mi habitación...

— Buenos días — dijo contento. Alcé mi vista para poder verlo. Estaba sonriendo, parecía más contento de lo normal.

— Hola — le saludé con una pequeña sonrisa.

— ¿Cómo estás? ¿Estás bien? ¿Te hice algún daño? — negué sonriente. Nuevamente recosté mi cabeza en su pecho.

— Estoy muy bien — respondí.

— Eso es lo que más me importa.

— ¿Cómo estás tú?

— Muy bien — besó mi frente.

Nos quedamos un rato más acostados, mientras él acariciaba mi cabello, yo miraba su torso desnudo.

— ¿Quieres ir a comer algo?

— Sí.

Fui directo a mi habitación tanto para ducharme como para vestirme con ropa de civil y no el uniforme de la academia. Hoy es día de descanso, así que no hay clases. Gracias.

Me puse una blusa blanca sin manga y cuello alto junto con una falda que me llegaba a medio muslo de color café claro. Me fajé la blusa y después me puse un cinturón café oscuro. Encima, una camisa holgada de cuadros de color negro con unas botas cafés

Al salir del cuarto, estaba esperándome en el pasillo con su mirada fija en su celular. En el momento en que cerré mi puerta, otra se abrió, ambos volteamos hacia esa dirección. Era Nanami quien salió de su cuarto.

— Ah. Buenos días — saludó.

— Buenos días, Nanami — dije, sonriendo.

— ¡Hola! — saludó el ojiazul con júbilo. Nanami lo vio y asintió —. Veo que alguien se levantó con el pie izquierdo.

— Escuchaba ruidos raros — respondió —. No sabía de dónde eran pero no pude dormir.

— ¿Ruidos...

— Raros? — terminé la pregunta de Satoru. Estoy haciendo hasta lo imposible para que Nanami no se de cuenta de mis nervios.

— Sí. No sé cómo explicarlo... Uhmm...

— ¿Gemidos? — le di un manotazo a Satoru en su brazo. ¡No pensé que fuera a decirlo así tan descaradamente!

— Sí. Algo así. Sí.

— Sí, también los oí — me miró — ¿Y tú?

— No. Ya vamos a comer, ¿Si?

Satoru rió bajo. Me di media vuelta para dirigirme a la salida. Ni siquiera invité a Kento a comer con nosotros. Pero, es mejor así, sirve que no recuerdo esta incómoda conversación.

Espera, espera — dijo Satoru, tomando mis hombros. Me detuve en seco — ¿Estás molesta?

— Tengo hambre — respondí. Quise que mi tono de voz no sonara tan agresivo. No estoy molesta sino incómoda.

Mimi.

Suspiré. Tomé su mano derecha para entrelazarla con la mía. Comencé a tirar de su brazo para que me siguiera, al cabo de un rato, sus pasos y los míos se habían sincronizado.

«Lovefool»; Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora