12.

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Hay personas, quienes creen respecto a las vidas pasadas.
Por curiosidad, una vez le pregunté a mi madre que si ella creía a lo cual me respondió que sí. Ella estaba segura que, al morir, el alma humana no desaparece sino que se une a otro cuerpo y empieza así una nueva vida.

Ese mismo día, le hice la pregunta: ¿Qué significa mi nombre?

Ella, curiosa, me preguntó el porqué tenía esa duda. Le contesté que en la escuela había niños que me tenían miedo gracias a mi nombre. Toji, como buen ser odioso conmigo, me respondió: Tu nombre es el mismo nombre de la esposa del Rey de las Maldiciones. No tienes amigos porque todos tienen miedo a que seas la reencarnación de la esposa de ese sujeto.

Y ese fue otro detonante para otra discusión entre mis padres.

Desde ese entonces odié mi nombre. No quería ser o admitir que soy la reencarnación de la esposa de Sukuna Ryomen, o si eso es verdad. Le pedí a mi madre que me llamaran de otra manera pero, ella se encargó de que aceptara mi nombre. Ella siempre me quiso tal y como soy, aún si es verdad que soy la esposa de Ryomen, ella me aceptó y ella me amó con todas sus fuerzas.

Me ayudó a quererme a mí misma. Me ayudó a enorgullecerme de mis propios logros.
Me ayudó también, a aceptar mi nombre.

Tanto Tsumiki como Ieiri se han encargado de ponerme sobrenombres haciéndome olvidar el porqué no lo aceptaba.

Estaba tan concentrada en mis propios pensamientos que, sin intención, ignoré las palabras de Shoko. Perdí el hilo de la conversación desde el primer momento y me da pena decirle que no la había escuchado.

Claro, pude haberme evitado ese momento bochornoso si desde un inicio le hubiese dicho que dejé de escucharla sin querer.

— Entonces el artefacto está en ese edificio, ¿No? — pregunté.

— Sí. Es correcto — respondió —. Dijo que era una pequeña caja donde cabría un dedo.

— ¿Un dedo?

— Ajá — canturreó sonriente —. Sukuna Ryomen tenía 20 dedos. Y, los hechiceros de la era dorada del Jujutsu, al no poder ser capaces de destruir su cuerpo, traspasó generaciones en forma de objetos malditos, representados en un total de 20 dedos.

— Entonces estamos buscando un dedo de Sukuna Ryomen.

— Así es.

— ¿Y ellos ya tienen en su posesión más dedos?

— Esa es una excelente pregunta — contestó —. La verdad no sé si ya tengan algunos dedos o este sea el primero. Yaga no fue muy especifico al respecto.

Comienzo a considerar que esto es una prueba.
Al unir cabos, llegué a esa conclusión; Satoru, al llevar días de conocernos, preguntó si sabía cuál era el origen de mi nombre y el porqué estaba prohibido, Yaga normalmente me llama por mi apellido y no por mi nombre, Getou no le dio mucha importancia ya que decía que era una completa tontería que por sólo ponerle el nombre de la esposa de Sukuna a una chica aleatoria no quiere decir que vaya a ser su reencarnación.

Pero...

Aún así...

No dejaba de verme con cuidado, casi como si estuviera midiendo mis movimientos.

Era eso o le molestaba que Satoru estuviera tanto tiempo.

¿Y por qué le molestaría si él y yo no somos nada?

Tenía preparadas mis pistolas en el momento en que Ieiri abrió la puerta del edificio. Estaba completamente abandonado y cubierto de moho igual que las paredes cuarteadas.

«Lovefool»; Gojo SatoruWhere stories live. Discover now