"Ámame, ámame; dí que me amas. Engañame, engañame; ve y engañame.
Ámame, ámame; finge que me amas.
Déjame, déjame; sólo dí que me necesitas."
[Libro I; Saga: Lovefool]
Esperé a que Maki despertara. Me encontraba sentada en el sofá de la habitación de hospital escuchando la radio. Sonó una canción llamada "First Love/Late Spring" de una cantante estadounidense de descendencia japonesa. Qué curioso.
— La canción te describe completamente — dijo. Su voz me sacó de mi trance.
— ¿Ya la escuchaste? — pregunté.
— Sí. Una vez y me recordó a ti.
Fui a ayudarla a que se sentara en la cama. Suspiró profundo.
— ¿Algún día podré ser una hechicera bastante fuerte? — preguntó, mirando un punto de las sábanas. Suspiré.
— Tienes a mi padre como tu ejemplo a seguir, ¿no? — cuestioné. Ella, por pocos segundos, me miró. Con gafas es hermosa, sin ellas, lo sigue siendo.
— Sí...
— Entonces no te rindas ni dudes de tu progreso, porque vas por buen camino — alboroté su cabello —. Vamos a incinerar el clan Zen'in.
Al parecer, mi comentario le agradó bastante, porque sonrió ampliamente y ella no suele sonreír con facilidad.
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— Están bien. Maki y los niños — comenté.
— Me alegro — dijo él, pero está decaído.
— Pues no luces muy tranquilo.
— Fue la primera vez que llamé a Rika por mi cuenta — comentó, mirando el anillo en su dedo.
— ¿Ah, sí? Pues diste el primer paso.
El niño que Yuuta había salvado pasó frente a nosotros sin mencionar alguna palabra. Sólo lo vi irse, pero Okkotsu, parece que acaba de tener una revelación porque no le despega la vista. Un recuerdo, quizá.
— ¿Pasa algo? — pregunté. Lo saqué de su trance.
— No... — respondió, me miró —. Es que acabo de recordar algo. No creo que Rika me haya maldecido — comentó, mirando su anillo de nueva cuenta —. Puede que fuera yo quien la maldijo.
Suspiré.
— Esta no es más que mi opinión — dije —, pero el amor es la maldición más retorcida de todas. ¿Te puedo contar algo importante?
— ¿Huh? C-Claro.
— Yo también maldije a alguien — dije. Al ver a Okkotsu en ese estado, me recordó a mi, cuando vi que Sunmi subió a ese tren sin mirarme y cómo me gritó molesta, mientras que yo le pedía una oportunidad para hablar y que me perdonara.