ECONOMÍA MIDORIYA.

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CAPITULO 1.

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Era un 12 de mayo, sábado por la mañana. El sol ya había salido completamente y los sonidos de los pájaros aleteando y cantando de lado a lado habían sido sustituidos por los ruidos de los coches y las personas las cuales caminaban junto a sus parejas, hijos o amigos para hacer las típicas compras mañaneras pues las 11 am rondaban en aquel hermoso día.

Y cualquiera pensaría que a estas horas nuestro querido protagonista estaría llevando a cabo un gran y arduo trabajo corporal, un entrenamiento para despertar esos bien trabajados músculos. Pues usualmente las mañanas de Izuku empezaban temprano.

Como un chico profundamente centrado, se levantaba antes del amanecer para prepararse su desayuno, salir a correr con su usual y algo viejo traje atlético.

Sin embargo esta vez no sería así.

Lastimosamente tenemos delante de nosotros el epitome de la pereza misma pues medio estomago sobresalía de aquel camisón arrugado y feo que su color se había desvanecido con las repetidas lavadas. Media pierna salía de un lado de la sabana mientras otra estaba completamente fuera con media sabana cayéndose a un costado de la cama.

El chico estaba pegado a su almohada como si este quisiera asfixiarse con ella pero para su buena suerte no era así. Este se aferraba a ella como un perro hambriento a un trozo de hueso.

Algo asqueroso pues babas caían de su deslumbrante sonrisa debido al posible buen sueño que estuviera teniendo.

Durmiendo tan plácidamente rosando el medio día.

Durante largos minutos fue de esta manera hasta que repentinamente el chico despertó cerrando su boca y tragando la saliva acumulada como un charco. Con un ojo aun dormido y con el otro moviéndose de lado a lado por aquellos cuatro muros viejos y agrietados observó que el sol había salido. Sostenía su cuerpo con una mano mientras la otra parecía desfallecida. No fue hasta un par de momentos que comenzo a sentir un cosquilleo en su brazo dormido, el derecho, que este término por caer boca arriba sobre el colchón una vez más y así, la sabana finalmente cayó al suelo.

―¡M-mi m-mano...!

Uno pensaría que las precuelas de hace 3 meses le habían afectado esta mañana pero para nada era eso puesto que el joven pecoso de cabellera encrespada estaba pagando factura al no dejar que la sangre fluyera por sus venas y entonces su brazo entrara en aquel particular estado.

Estaba sintiendo como la sangre otra vez fluia en sus venas y eso le hacía sentir un dolor eh incomodidad indescriptibles.

Se quejaba y jadeaba mientras se sacudia de lado a lado en la cama hasta que de un momento a otro termino por caer de esta haciendo un escándalo entero pues aquel viejo suelo de madera que con solo el peso de los pasos del chico rechinaba, el impacto termino por fracturar una de las maderas más viejas al lado de su cama.

Una mota de polvo se convirtió en una pequeña nube que se extendió hacia el resto de la habitación.

Este era su castigo por pecar de perezoso.

Mas tarde esa misma mañana por fin se había puesto de pie y caminando a lo largo de su pasillo fuera de la habitación el chico marcho algo decaído y un poco adolorido.

Tenía hambre.

Camino hasta la cocina como de costumbre. Tomo la agarradera de la nevera y tiro de ella para que una nueva sorpresa se cerniera sobre él.

Decay:KING OF VILLAINSWhere stories live. Discover now