ALGO QUE SE APROXIMA.

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[Deberías de tener cuidado.]

Apenas él se había detenido a unos cuantos pasos de ella. Ambas alas de color rojo intenso se agitaron dejando caer algunas plumas a su costado. Delante de si mismo una cabellera blanca se sacudia junto con un par de orejas que se zarandeaban como si trataran de captar algún sonido externo.

―¿Qué dices? ―pregunto ella sin darse la vuelta.

Hawks. Actual numero tres en la tabla de los diez mejores héroes de todo Japón y quien tenía una relación tan estrecha y firme con la comisión de seguridad pública que se podría decir que el era una parte fundamental de esta.

Pero, aun así por mucho que algo sea solido... no significa que jamás se quebrara.

―Osaka no ha estado en buenos términos durante los últimos años. ¿Lo entiendes? Si vas ahí deberías de tomar muchas precauciones. Despues de todo, los héroes no son muy bien recibidos. Además, no solo el lugar puede ser algo malo ―su mirada se entorno como dos filos muy punzantes hacia la mujer―. Las personas también tienen su lado oscuro.

Los pasos, tras pies y el sonido de las vías del tren temblando cuando este vibraba junto a su motor magnético.

Ambos se encontraban a pie de las puertas de entrada del vagón de un tren bala. Había pocas personas alrededor de ellos pues la hora era aun muy temprana. Aun así no se excluía una que otra persona fisgona, esperando el momento oportuno para hablar con Hawks.

Miruko giro su cabeza hacia atrás.

Su cabello blanco, amarrado en una cola de cabello con una gorra la cual tenia dos orificios por donde sobresalían sus orejas. Vestía un pantalón militar y un suéter bien abrigado.

Su mirada era bufona.

―Lo dices como si supieras algo.

―Puede que lo sepa y por eso mismo lo digo ― él sonrió―. O puede que no.

Ambas miradas chocaban como las puntas de dos espadas en medio de una batalla. Era como si dos soldados imperialistas se encontraran cara a cara.

Ninguno mostro alguna señal de servilismo.

―Parece que la comisión te ha entrenado bien. Enviar a uno de sus subordinados para vigilar que este haciendo las cosas correctamente. Parece que soy importante para ellos.

―Tu no.

Miruko borro toda bufa de su mirada y esta observo con severidad ambos globos oculares de Keigo.

―Takami.

―Usagiyama ―contesto al instante.

―La decisión la tome ya hace tiempo. Si esto va a suceder, lo hará bajo mis términos. Sea como sea, las cosas que se tendrán que desvelar lo harán bajo mi tutela. Incluso si la comisión no está contenta con ello.

―No se trata de que las cosas se hagan para complacerte Usagiyama. La comisión de seguridad pública tiene ciertos estándares. En ellos, Midoriya Izuku esta muy al filo de la línea que divide una habitación con cientos de candados y, la calle ―sus ojos se entre cerraron como dos rendijas―. Cualquier tipo de error y puede que envíes a ese chico a la oscuridad de una isla abandonada.

―Te preocupas mucho para ser un perrito faldero de ellos. Dime, Takami, ¿Cuándo se te hincho el corazón? No creo que sea la edad, aun eres muy joven para entender sobre el remordimiento.

―Puede que sí. Pero eso no borra el hecho de que conozco las cosas mejor que nadie en respecto al chico. Y créeme que cuando te digo que la tutela de este mismo puede ser un arma de doble filo...

Decay:KING OF VILLAINSWhere stories live. Discover now