EL NIÑO DE LA SANGRE.

101 9 2
                                    

Habia una familia pintada en un retrato.

Un hombre con un porte parecido al de un rey quien acompañado de su esposa y sus dos hijos estaba.

Quien era el padre en la pintura tenía el cabello completamente corto. Tenía una gran barba oscura como su cabello y ojos. Su mirada era dura pero también compresiva. Eran los ojos de un padre de familia.

A su lado quien seguramente era su esposa, era una mujer de gran cabellera negra tan oscura como la noche y ojos como platos. Grandes labios rojos y una piel tan pálida como la espuma del agua. Esta mujer tenía una mirada fina casi como el de una emperatriz, pero sus ojos eran el de una madre amorosa.

Esta mujer tenía debajo de su brazo derecho los hombros de su pequeño hijo menor de quizás unos cinco años. El niño tenía una mirada inocente y su cabello le llegaba apenas encima de las orejas cubriéndole su frente. Al igual que su padre y madre su cabello era oscuro como la bruma.

Y por último llegamos con la que se piensa es la hija mayor de esta familia; la hija.

Una joven muy hermosa de unos posibles quince años. Cabello oscuro como el de su madre, al igual grandes ojos posee y sus labios más apegados a los de su padre que a los de su madre. Pese a esto, las pupilas oscuras como la de todos los miembros de la familia con la excepción de que, en el caso de la joven, estos lucen de un color mucho más brillante que el del resto de la familia.

Esta familia es conocida por ser una de las ultimas ramas principales de aquellos que heredaron un preciado poder hace ya tantas décadas. Dicho poder le otorga al poder la habilidad innata de poder tener control sobre la sangre misma. Sea suya propia o de otros.

Durante los años posteriores a la aparición de este poder las ramas se han disipado y la sangre de dichos elegidos se ha dispersado por todo Japón como el mundo.

Al final, solamente aquellos conocidos —Nakoano— fueron los últimos de un largo estirpe de grandes usuarios.

Sin embargo, una gran maldición atosiga a esta familia desde los tiempos antiguos. Una maldición que ha atacado y destruido el gran árbol de toda este legado.

Sea por algún mal del pasado o quizás por simple superstición, se dice que aquel primogénito debe ser hombre ya que, si no es así, el siguiente en nacer será condenado a una gran tormenta que destruirá todo a su alrededor. Dichos registros se remontan a la era EDO. La familia Nakoano ha poseído poder desde tiempos inmemoriales. Pero, cuando una generación antigua dio a luz a una mujer, la maldición cobro su precio y arraso con una gran parte de la familia y sus alrededores solo dejando a una pequeña fracción de su sangre con vida.

Cuando los quirks aparecieron este relato tomo poder y gran parte del árbol de la familia se disipo. Poco a poco se fue extinguiendo el nombre y finalmente llegamos a las épocas actuales.

Durante muchas décadas los primogénitos habían sido hombres. Sin embargo, Rumian Nakoano, la primer mujer nacida como primogénito causo estragos sobre el pueblo que habia sido heredado a la familia generaciones atrás.

Se pensó que todo estaría bien, tanto la familia no tuviera un segundo hijo. Pero, sea por azares del destino o quizás aquella maldición atormentando a la familia... Chieko Nakoano vino al mundo.

El segundo hijo de los Nakoano quien más tarde adoptaría el nombre —Kano— aquel demonio de la sangre.




El segundo hijo de los Nakoano quien más tarde adoptaría el nombre —Kano— aquel demonio de la sangre

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Decay:KING OF VILLAINSWhere stories live. Discover now