CERCA DEL FINAL.

104 8 16
                                    

El cuerpo humano es frágil.

Pese a que se entrene cada aspecto del cuerpo siempre podrá ocurrir algún evento que rompa total esquema de aquel esfuerzo que se haya hecho con antelación. En otras palabras; la muerte le llegara al fuerte y la miseria al débil.

Sin embargo... hay excepciones.

—¡Rumi-San! —alzo la voz tan fuerte como pudo mientras tiraba de las sábanas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


—¡Rumi-San! —alzo la voz tan fuerte como pudo mientras tiraba de las sábanas.

La mujer bajo el velo blanco seguía escondiéndose de la persona fuera de esto.

—No.

Dijo la voz somnolienta.

—¿No? —el peliverde soltó la sabana—. ¡No puedes estar huyendo siempre de esto! El doctor dijo que si esta vez no ibas por la medicina tu cuerpo no se recuperaría. Tienes que prestar más atención. Por favor Rumi-San.

—Mi cuerpo está perfectamente. ¡además ya pasaron casi tres meses! ¿Por qué debería seguir yendo? Es absurdo —Rumi bajo las sábanas y mostro la mitad de su rostro permitiendo que ambas orejas se alzaran—. Igualmente tenemos trabajo...

La joven mujer parecía una niña pequeña intentando luchar con sus padres para no ir al dentista. En el caso de Miruko ella no quería ir al doctor.

Esta situación se repetía cada dos semanas justamente los sábados los cuales Rumi tenía que ir al doctor a recibir un par de vacunas debido a que el veneno habia dañado parte de sus células.

Su medicina constaba de un total de tres vacunas y dos sueros que tendría que tomar diario por al menos medio año.

—Por favor deja de luchar. Solo faltan unas cuantas visitas más y estarás libre. Si sigues siendo tan imprudente solo lograras atrasar un más el tratamiento y seguirás yendo.

—¡Lo dices porque es fácil para ti! jamás has sentido una aguja entrar a tu piel, ¿Verdad? —rumi azoto las sábanas—. Ojalá tuviera ese estúpido quirk para tener un sistema libre de enfermedades.

Izuku torció el gesto.

Era verdad que jamás habia recibido una vacuna o al menos no una que el recordase, pero si, ha sentido cosas puntiagudas entrar a su piel y mucho más grande que una aguja de unos milímetros.

Era algo que Izuku no entendía—¿Cómo Miruko podía tenerle miedo a una aguja siendo, ella?— dudas que su cabeza no podía contestar a lo cual simplemente seguía luchando por sacarla de la cama.

—Solo son agujas, ¡Agujas!

—¡No, no y no!

Mientras más Izuku tiraba de la sabana, Miruko más en ella se enredaba. Llego a un punto en que de tanto tirar de la sabana, esta se rompió provocando que Izuku se fuera de espaldas golpeándose en el muro a su espalda.

Decay:KING OF VILLAINSWhere stories live. Discover now