9. Ser felices en la intimidad.

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Mateo

Miré de lejos la silueta de mi mamá en el living, mirando la televisión. Eran las nueve de la noche del viernes, y yo todavía no le pregunté si podía ir a la joda del cumpleaños. Todo a último momento.

Lautaro y Mayra me dijeron que iban a pasar a buscarme por casa a las diez, yo ya me había pegado una ducha antes por las dudas, cuando capaz me tenga que quedar encerrado en mi habitación porque no me dejaron salir.

Después de confrontar el miedo de que me manden a cagar, me fui a sentar al lado de mi progenitora.

Ella me miró extrañada.

—¿Cómo estás?— le pregunté.

—¿Qué me venís a pedir?— interrogó, volviendo a poner su vista sobre la televisión. Yo me hice el ofendido, pero me conoce bastante bien como para saber que, lo último que vengo a hacer, era a mirar la tele con ella.

—¿No puedo pasar tiempo con vos?— me quejé, poniendo una de mis manos sobre su rodilla.

—No nací ayer, Mateo— recordó, con un tono obvio.—. Ya te voy avisando que no vas a salir— advirtió, para después seguir prestando atención al programa que miraba.

—Ma, por favor...

—¿Ves?— me interrumpió riendo.— Ya te dejé salir con tus amigos el miércoles, más no.

—Es el cumple de Pachi— aclaré, pero ella seguía sin darme un poco de cabida

—Si a vos te cae mal Joaquín— rió otra vez. Es decir, sí me cae mal mi compañero, pero no iba a hacer que eso se interponga y no ir a la joda de su cumpleaños.

—No, no me cae mal— mentí.

—¿Y la paliza que le diste el año pasado...?

—Eso fue porque la trató mal a Mayra—intervine para justificarme.

Mi mamá suspiró y, de una vez por todas, me miró a los ojos.

—¿Quiénes van a ir?

Esa es la pregunta que marca todo. Ya superé el nivel 1, que era informarle sobre la joda, hacerme el pobrecito y meterle chamuyo por doquier. Ahora avancé al nivel 2, y lo sé por esa pregunta. Tenía que decirle que iba a ir con gente ejemplar, que sabe que me va a cuidar si es que me llego a poner en pedo, que no creo que pase.

—Lau y Mayra— le respondí.

—¿Dos personas van a ir a la joda?— insistió.

—No, bueno, va a ir el curso— completé la lista de invitados.—. Y algunos del suda—añadí.

—¿Del qué?

—Del colegio que esta por la avenida con un nombre raro— expliqué, ni siquiera me acordaba el nombre posta del colegio. A ese punto llegué de mi memoria.

—Ah, el Sudamericano— atinó a decir, yo asentí aunque estaba completamente seguro de que ese no era.—. Sí, le hicieron un cambio al nombre y ahora es en inglés, son unos gronchos— negó con su cabeza a la par que agarraba el control de la televisión para bajar el volumen.

—Sí, tal cual— asentí, le iba a afirmar todo hasta que me deje ir a la joda.

—Dejá de hacerte el bueno que sos flor de quilombo— dijo mi mamá apenas se dio cuenta de lo que estaba tratando de hacer.

—Pero ¿me dejás ir o no?— volví a preguntar.

No me contestó, se iba a hacer la difícil.

—Por eso te pusiste re servicial, ¿no?— cuestionó, eso sí que no le iba a responder. Estuve haciendo de todo hoy en casa apenas salí del colegio, no lo iba a negar.

cicuta; trueno.Where stories live. Discover now