25. Mis venas sangrando, buscando un doctor.

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Mateo

Dos semanas sin hablar con ella, ya estaba entrando en una especie de locura interna.

Falté dos días seguidos por no poder levantarme de la cama, a ese punto era que no quería saber nada con el mundo. Ahora estaba sentado en mi banco mientras Mayra me hacía caricias en el pelo, Lautaro faltó por pajero.

Acabábamos de terminar de rendir la prueba de matemática, a mi amiga le fue bien y a mí ni hablar, le devolví la hoja en blanco. Iba a levantar muchas más sospechas porque venía zafando en sus pruebas, pero hoy no me daba para hacer nada.

-¿Cuánto más vas a estar así?- preguntó Mayra. Entre nosotros había sólo silencio mientras que el curso charlaba a lo loco.

-No sé, lo que haga falta- dije alzando los hombros, haciendo que la morocha me mire con seriedad y, a la vez, con ganas de mandarme a la mierda.-. No quiero pensar más nada de lo que está pasando, May, es horrible- repetí lo que le vengo diciendo hace días, o bueno, desde que comenzó mi propia tortura.

-Si estás así por dos semanas, ¿cómo vas a estar cuando terminen todo definitivamente?- preguntó retóricamente, volví a alzar los hombros sin saber qué responderle.- Lo jodés a Lautaro por no encarar a su minita en su momento y bien que sos peor que él, ¿eh?- acotó, dándome un leve golpe en la mejilla.

-Pero Lautaro es cagón de entrada. Yo, por lo menos, me arriesgo.

-No seas pete- me criticó.-. ¿Tenés pensado hacer algo al respecto o vas a hacer como todos los días?

-¿Qué cosa hago todos los días?

-Encerrarte en tu habitación y salir sólo para venir acá o ir al baño- explicó y yo revoleé mi mirada. No pensé que serías tan notorias mis ganas de desaparecer de la faz de la Tierra.

-No sé qué voy a hacer- contesté rendido.-. Vos misma me dijiste que si le mando más mensajes voy a quedar como un denso de mierda...

-Bueno, pero eso fue cuando habían pasado poquísimos días, ahora te estoy viendo con ganas de morir y no quiero eso- me interrumpió, nuevamente mirándome a los ojos.-. Y nadie quiere que te mueras, menos ella- recordó siendo comprensiva.

Aunque su comprensión me incentivaba a dejar este mundo.

-¿Entonces? ¿Qué hago?- pregunté confundido.- Fran tampoco me demostró intenciones de querer volver a hablar conmigo, es como si el único que está dispuesto a hacer todo soy yo.

-Está bien, una de las cosas que podés plantearle cuando se vean de vuelta es eso; que los dos pongan de su parte- ofreció demostrando interés, a lo que yo negué con la cabeza. Eso desataría otra pelea y la salud mental que estoy sobrellevando en este momento no me lo permite.-. Sos medio boludo, ¿no?- atinó a decir. La miré mal.

-Gracias por ayudarme- le sonreí falsamente.

-Te estoy brindando soluciones- reconoció, levantando sus manos a la altura de su cabeza.

Con un suspiro pesado, volví a acostarme en la mesada del banco y Mayra se rió, también rendida. Acto seguido, hizo que me vuelva a levantar para poder abrazarme por los hombros, cosa que acepté sin reproche alguno. Pobre de ella y de Lautaro, quienes tuvieron que aguantar mis quejas todos los días.

-Bueno, bueno...- habló Maximiliano, llamando la atención de todos los que estábamos en el aula. Me quiero matar, me había olvidado de que seguía acá con nosotros; pensé que ya habíamos cambiado de materia.-. Estuve fijándome unas cuantas pruebas y el rendimiento bajó, no me sorprende tampoco- habló mientras se agarraba una mesa vacía para sentarse sobre ella.

cicuta; trueno.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang