47. Si es pa' siempre, ¿dónde firmo?

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Ambos adolescentes estaban bastante enojados el uno con el otro. Así como Franccesca no entendía las actitudes de Mateo, él tampoco entendía las de su novia. 

Mientras que Franccesca estaba en su última hora de su jornada escolar, más frustrada que nunca por su reciente conversación con Mateo, él acababa de llegar a su casa.

Tiró su mochila al suelo y luego se recostó en la cama, su cuerpo le pedía diez horas de siesta ininterrumpidas. La única persona que se encontraba en la casa era Juliana, su mamá, quien estaba terminando de preparar el almuerzo; en una hora, el morocho tenía educación física y estaba pensando seriamente en faltar. No tenía el humor necesario para hacer ningún deporte.

Tanta era la bronca que le dejó Franccesca que no se retuvo en archivar el chat, no tenía ganas de verla por ningún lado.

Le tocaron la puerta de la habitación y él dejó que pasara.

—Te llamé como tres veces, hijo— habló su mamá, asomándose por el marco de la puerta.—. Vamos, ya está la comida.

—No quiero comer— avisó, sin quitar su vista del techo.

—¿Todo bien?— preguntó, tampoco dejándolo de mirar. No le contestó... También es una respuesta.— ¿Te peleaste con Fran...?

—No quiero hablar, ma— negó, sonando irritado.

La madre sabía que su hijo era de buen apetito, por lo cual tenía ese instinto de madre que le resonaba, y es que algo no andaba bien. Sumándole que en toda la mañana no le contestó los mensajes preguntándole cómo estaba; conociéndolo bien, Mateo no es una persona que presta atención en clase, por lo que era más que obvio que estaba la mayoría del tiempo en el celular.

—Sabés que no me voy a ir de acá hasta que me digas qué pasa— recordó la mayor, a lo que Mateo entró en razón y se dio cuenta que tenía razón.—. Si hasta te hice las milanesas con puré que me pediste a la mañana, no me dejes colgada— pidió.

—Ahí voy— accedió, sintiendo cierta pena por su mamá.

Ella quedó satisfecha con su respuesta y se retiró de la habitación, dándole su tiempo. Mateo, antes de ir a comer, agarró el celular y lo puso a cargar. La pantalla se encendió y vio que la cuenta de egresados de su colegio. Era sobre el ping pong que le habían hecho recientemente a su amigo Lautaro, y supo que era el próximo en responder dichas preguntas. 

"@mpalacioss calentá motores que mañana confesás tus pecados de bariloche🤭" decía explícitamente la historia.

Tan solo cinco segundos después, otra notificación se volvió a asomar, esta vez de Twitter. Mayra le había compartido un tweet, el cual leyó con rapidez.

El poco humor que le había subido su mamá diciéndole que hizo su comida favorita, se le volvió a bajar por leer esas simples palabras de su novia. Sabía perfectamente que se refería a él, y no había cosa que le moleste más que empiecen a tirarse indirectas, porque una vez que empezaban, no terminaban más.

No quiso hacerla esperar más a su mamá, quería saber qué es lo que opinaba al respecto de la situación. Lo mejor que podía hacer era aprovechar el momento que tenían solos, porque su papá no iba a hacer más que tirar chistes por cada cosa que diga Mateo.

Luego de tanta explicación, su mamá empezó con su crítica.

—¿Qué estás esperando para contárselo a Maximiliano?— preguntó, mirándolo al morocho.

—A que Franccesca se deje de hacer la pelotuda...

—O sea, nunca— aseguró, interrumpiéndole lo que decía. ¿Cómo podía ser que su mamá sea tan concisa y, a la vez, tan cruel?— No entiendo por qué te acomodás a los tiempos de ella, ¿cuándo se va a acomodar a tus tiempos?— interrogó, dejando ver su indignación.

cicuta; trueno.Where stories live. Discover now