19. Dame el fernet para atacarme.

1.2K 65 6
                                    

Mateo

Mojé mi nuca para despertarme un poco, era obvio que me iba a terminar tomando una tercera jarra de fernet. Estaba muy mal, me sentía totalmente mareado, pero no estaba del todo en pedo, capaz que decía más pelotudeces o me costaba pisar bien. Seguía con conciencia.

Franccesca me estaba esperando afuera, fue la primera que me puteó por haber tomado otra jarra. El problema fue que, haciéndome el trago, me fui muy feo con la cantidad de alcohol que le puse. Traté de quitarle, pero se me hizo casi imposible.

—¿Y, Mateo?— dijo Franccesca, abriendo un poco la puerta para mirarme.

No estaba para nada bien.

—Sos un boludo grande ya— suspiró la de rulos y pasó inmediatamente para el baño.

Siguió pasándome un poco de agua por la nuca y tenía esa sensación de que iba a devolver todo lo que consumí. Me resistí en hacerlo porque no quería vomitar ni en pedo en una quinta. Era un asco.

—Sentate ahí que te pasó una toalla mojada— me ordenó señalándome el inodoro.

Bajé la tapa sin chistar tanto y vi cómo la de rulos empapaba una toalla chiquita que encontró colgada. Luego de escurrirla, se sentó en mis piernas y comenzó a pasar esa misma toalla con golpecitos por toda mi cara. Lo hacía para despertarme más que nada, ya que eran las tres y media de la mañana y yo ya estaba por irme a otra dimensión.

Ella estaba bastante bien como para haber tomado de todo un poco.

Sonreí al ver lo concentrada que se veía y ella no tardó en devolverme la mirada con su ceño fruncido.

—¿Qué?

—No dije nada— le contesté, alzando los hombros.

—¿A vos te parece tener que cuidar de mi cuidador?— continuó cagándome a pedo, sin importar que no se me haya borrado la sonrisa.

Tiene razón, canchereé con el favor de Maxi y estoy haciendo y diciendo todo lo contrario.

—Me pasé un poco nomá'— dije, haciendo ese mismo poquito con mis dedos.

Ella rodó los ojos para no reírse y continuó pasándome la toalla.

—¿Te duele la cabeza o algo?— preguntó casi susurrando.

—Tengo unas ganas de coger, Fran.

Franccesca apretó fuertemente sus labios y se acomodó en mis piernas para mantenerse de costado.

—Pero ¿te duele la cabeza?

—No, quiero coger— repetí, ya llevando mis manos a su cintura para que no se mueva.

Capaz tiene razón, un poco en pedo estaba.

—Después cogemos...

—¿Cuándo es después?— interrumpí, frunciendo el ceño.

—No sé, pero ahora quiero sacarte un poco la borrachera— habló, pero no me terminó de responder la pregunta.

—¿Y después cogemos?

—¿No estarás muy insistente vos?— interrogó, quitándome la toalla de la cara para mirarme a los ojos.

Yo negué, coger es una necesidad.

—Por favor...— lloriqueé apoyando mi cabeza en su pecho.

Por fin escuché su risa.

—Bueno, pero ahora no. Ya seguro que mis amigas me están buscando hace rato, y los tuyos también— excusó, dejando la misma toalla que usó encima del lavamanos. Y aunque era una buena excusa, yo sabía que apenas salga de acá, iba a buscarme más alcohol, y que iba a terminar mucho peor.

cicuta; trueno.Where stories live. Discover now