13. Tengo un angelito (y ando con el diablo).

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Mateo

[12/04 10:27] franui: como que estas en direccion? que paso???

Únicamente pude leer el mensaje desde abajo del escritorio, hacía cinco minutos que había llegado a la dirección y sólo veía la cara de mi director, que nada más me transmitía enojo. Estábamos esperando a Maximiliano, el que siempre llega tarde.

Mi preceptora, cuando me fue a buscar al aula, no me dio tanta explicación. Sólo me dijo "me mandaron a llamarte, no sé qué cagada te mandaste ahora con Maximiliano". Ya cuando me dijo que era por tal profesor, lo primero que se me vino a la cabeza fue la prueba del día de ayer.

—Disculpen por la demora— dijo Maximiliano, entrando por la puerta de la dirección.

Llevaba una carpeta amarilla en sus manos, y lo próximo que hizo fue dejarla en el escritorio.

—Bueno, Mateo— comenzó el director.

—¿Ahora por qué me van a amonestar?— pregunté directo, a lo que los mayores me miraron al instante.— Otra vez me hicieron venir con mi mochila y me hicieron esperar como quince minutos entre que se dejaron de hacer los misteriosos— recalqué, de tanto venir a visitar a mi director podía hablarle como quiera.

—Te acordás de la prueba que hicimos ayer, ¿no?— recordó y yo asentí, ya sabiendo por dónde iba la cuestión.—. ¿La tenés?

Abrí mi mochila y era casi lo único que había dentro de la misma. Sólo llevaba algunos filtros, mechero y de pedo una cartuchera con tres cosas.

La dejé en el escritorio tal como hizo Maximiliano.

—Hasta el día de ayer, sabías qué tema estábamos viendo— suspuso mientras el director agarraba esa misma evaluación para observarla.—. ¿Cuál era?

—Factoreo— respondí, ya me estaba tratando como un nene de diez años. Y odio que me infantilicen a modo de burla, todo lo que dice me pone de un humor terrible.

—¿De dónde practicaste...?

—¿Podés ir al punto?— interrumpí.

—Tu profesor me comentó que lo habías sorprendido por lo bien que te fue en la prueba— me informó el director, apenas bajando la hoja para poder mirarme.—. Incluyéndome, nos pareció bastante raro el hecho de que, desde que empezaron las clases, tu desempeño en la materia no concuerde con el resultado de tu prueba. Resumiendo, no entendemos qué hiciste— concluyó, y yo me mordí el labio inferior frustrado. Estoy cansado de siempre llegar a lo mismo con las mismas personas.

—Mirá, vamos a agarrar la prueba de tu amigo Lautaro, una buena comparación de actitudes— prosiguió Maximiliano, sacando de la carpeta amarilla la evaluación de mi amigo.

Lo volví a mirar con intenciones de ahorcarlo.

—Vos, si te fijás bien y si estudiaste, Lautaro se equivocó en planteos pero se notaba que había repasado— dijo, entregándome la misma prueba que nombró.—. Pero vos te equivocaste en unos cálculos que hasta me dan vergüenza verlos, ¿entendés? Como si lo hubieses hecho a propósito para zafar de algo— explicó y no pude no volver a mirarlo, no entendía cómo sacó esas conclusiones.

—¿De zafar de qué, hermano? Por favor— interrogué, demostrando que ya me estaba hartando de sus excusas.—. Te rompe las pelotas si no hago las cosas, y si las hago, soy un chanta. ¿Qué querés entonces?

—Que me seas sincero, nada más.

—¿Sincero de qué, Maximiliano? Te dije cuando entregué la prueba que puse de mi bolsillo para pagarme la profesora y me juzgás por el mínimo error que hice— insistí, porque ni siquiera podía explicar cómo fue que conseguí tantas cosas a mí favor. No tenían de dónde descubrirme, y tampoco podía inventar algo en este momento como último recurso.

cicuta; trueno.Where stories live. Discover now