20. Trámites y más trámites.

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Franccesca

[15/05 11:50] mato: gorda xfavor
[15/05 11:50] mato: hace dias me venis cortando el rostro con lo mismo, me estas matando
[15/05 11:50] mato: dejame explicarte bien las cosas

Vi los mensajes de reojo y los ignoré, hice que mi mente se enfoque en la clase de historia. Ayer a la noche había llorado lo suficiente como para volver a llorar, y encima en el colegio.

Me quedé apoyada en la pared y me tapé mejor con el buzo, que esta vez era del colegio y no me abrigaba una mierda. Mi cabeza no funcionaba para entender ni media explicación de la materia, y ni siquiera me había gastado en sacar el libro. Estaba en cualquiera.

La imagen de Mateo cagando a piñas a mi compañero de curso se repetía mil veces, no podía borrarla. No sé si ya estaba dramatizando las golpizas, pero no olvidaba el miedo que me dio ver eso. Desde esa noche es que no volvimos a hablar, hasta que ayer, después de tantas insistencias del morocho, le dije que si no le contestaba era porque no tenía ganas de hablar. Y de ahí charlamos un poco más, pero no fue más que reproche y discusión.

Él, a pesar de mostrarse arrepentido, seguía manteniendo la postura de que nunca se le plantó a Santiago.

El celular volvía a vibrar cinco minutos después.

[10/05 11:55] mato: todo el mundo me quiere romper la cara por lo q paso el viernes
[10/05 11:55] mato: pero no soporto ni un poco q vos estes enojada conmigo, me hace dar vuelta todo amor

Se me estrujaba el corazón seguir leyendo los mensajes.

El sonido del timbre retumbó en todo el colegio, y llegó la hora de irnos. Las voceras del curso, es decir, mis amigas, habían organizado para que todos nos quedemos cinco minutos para charlar de lo que sucedió el viernes. El curso estaba totalmente apagado, y todos con una ira acumulada en contra del colegio de Mateo.

Yo me quedé en el banco, escuchando lo que todos planteaban.

Nuestra idea, en un principio, fue hacer nuestra fiesta de egresados con el Nacional, pero después de lo que pasó y del problema que se armó, estaban pensando en revertir esa idea con otro colegio. Algunos se negaban, ya estaba todo casi organizado y no podíamos cambiar los planes ahora, los padres nos matarían.

Otro de los planteos fue cortar todo tipo de vínculo con los de ese colegio hasta que todo se calme. Era muy difícil escuchar cómo todos estaban bardeando a Mateo, y más los del grupo de Santiago. Yo no opinaba ni decía nada, sólo paraba oreja.

Le echaban toda la culpa al morocho, y los chicos restantes del curso no dudaron en decir que iban a hacerlo mierda apenas lo vean.

Salí del aula apenas terminó esa minúscula charla, en donde todos expresaron el mal sabor que les dejó el cumpleaños de Mayra. Caminé hasta casa con un nudo gigante en la garganta, sintiendo esa incómoda sensación de que desbordaría en lágrimas en cualquier momento.

Llegué a casa y me quité todo el abrigo que llevaba encima, mamá estaba esperándome con la comida hecha, como todos los días después del colegio.

Fui a mi habitación a dejar cargando mi celular y, sin pensarlo, me tiré a la cama para abrazar mi almohada. No logré dormir en toda la noche, y hoy el sueño fue bastante pesado junto a las materias aburridísimas que acompañaron el horario escolar. Aparte de eso, tenía que hacer un trabajo muy largo de la materia de historia.

Me senté en la mesa con mamá y, sinceramente, no tenía hambre.

—¿Qué es esa cara, Franu?— me habló mi mamá, antes de llevarse otro bocado de ensalada a la boca.

cicuta; trueno.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz