cicuta; trueno.

11. Mina ideal.

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[mpalacioss] ravonefran
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Mateo

Me senté en la cama, tratando de no tentarme para faltar al colegio por lo cómodo que estaba adentro de los sábanas. Me quedé tildado viendo el suelo y terminé levantándome para cambiarme. En veinte minutos tenía que llegar al colegio si no quería que me pongan la llegada tarde, de tanto posponer la alarma por pajero.

Me vestí como si fuese a visitar el polo norte, fui a la cocina y saludé a mi vieja, que estaba despierta como siempre. Me preparé un café y me senté en la mesada para tomarlo, detesto saber que estaba empezando otra semana otra vez, ya me cansé del colegio y sólo voy un mes y medio adentro.

Agarré mis cosas y caminé para el colegio, en el camino le fui mandando mensajes a Franccesca. Soy rompebolas en todo momento del día. Hoy, por lo que hablaron en el grupo, tomaban dos pruebas, una de matemática y una de inglés, en ninguna de las dos materias sentía que me iban a bochar. Me desperté confiado. Un minuto antes de que cierren las puertas logré entrar, y a lo lejos vi a Lautaro, sentado abajo de un techo porque estaba cagado de frío. Mayra estaba con las amigas.

No es noticia que, desde el viernes, no hayamos hablado. Ella se hacía la enojada por todo, y como ya lo dije antes, no quiero seguir atrás de ella para conseguir que me perdone. Si lo quiere hacer, que lo haga, pero que no se invente una obra de teatro.

—Te viniste más wachiturro de lo normal— me dijo Lautaro, yo me había encerrado en mi propio cuerpo para darme calor.

—Prefiero venir wachituro y no terminar congelado, la concha de mi madre— me quejé afianzándome la capucha sobre la gorra.—. ¿Qué tenemos ahora?— le pregunté.

—Con Maxi— respondió.—. Vas a usar lo que te mandó Fran, ¿no?— consultó y yo asentí.

—Más vale, amigo. ¿Sabés como le cambio todos los planes a ese hijo de puta?— reí haciendo una panorámica rápida de todos los que estaban en el patio. Yo no entendía como las minas de nuestro curso podían seguir viniendo con un short, ya el beboteo no les funcionaba.

—Tratá de disimularlo igual, qué sé yo... Equivocate en algunas cosas— reconoció Lautaro.

—¿Vos cómo te ves?

—Bien, me puse a repasar cinco minutos y lo dejé. Me pone ansioso— confesó. Yo le había pasado las mismas fotos que me pasó Franccesca, él me dijo que siente mucha presión al momento de machetearse. Si veía que la prueba se le hacía imposible, iba a usar las fotos.

A Mayra no le pasé un culo, aunque ella sabía que tenía la prueba más que resuelta. Fueron los primeros en saberlo.

Tocó el timbre y con Lautaro fuimos para el aula, faltaba un montón para que sean las doce y media e irme. Era más tortuoso pensarlo así de negativo. Cruzamos la puerta y sentí placer cuando estaba prendida la calefacción, por fin hacían algo bien; cuando estaba caminado a mi banco, Mayra había puesto sus cosas en mi asiento, y ella estaba con el celular.