38. Día 4: Un suegro rencoroso.

1.2K 59 13
                                    

Mateo

—¿Pensás cambiar esa cara de orto en algún momento del día?— me preguntó Mayra, dejando su taza de café a un lado.

—No sé qué esperás si mi novia no me quiere ni ver y, encima, dormí menos de tres horas— expliqué, apoyando nuevamente mi cabeza sobre la mesa. Todos estábamos igual.

—Yo te dije que se te iba a armar con el papelito de la del sacramentado...

—Ya sé, May, me lo dijiste ocho veces— interrumpí con cansancio.

Ella se quedó callada y siguió desayunando, yo ya me había tomado mis dos tazas de café necesarias para arrancar el día. Hoy teníamos que ir a un bosque a hacer actividades recreativas, mi cuerpo no iba a funcionar muy bien.

Me despertó el sonido de una música muy fuerte que provenía de lejos, y entreabrí los ojos para fijarme de quién se trataba. Mis amigos no eran ya que todos subieron a bañarse, como no lo pudieron hacer ayer, lo estaban haciendo hoy temprano. Y cómo no, los pibes del suda bajaban con el parlante, sonaban Llegamos los pibes chorros.

Hay veces que la vergüenza ajena me supera.

—Estuve hablando con unas chicas del suda— habló nuevamente mi amiga, consiguiendo que la mire.—. Y me dijeron que Nattanael anda re perseguido después de que Lautaro le haya dado una piña— comentó, ofreciéndome una última medialuna que había quedado y que no iba a comer.

Y yo, como todo un gordo, lo acepté.

—Yo ya le dije a los pibes que cinco contra uno es heavy, y que no hay que dejarlo solo— confesé, mirando de lejos a los chicos del suda.—. Son re wachos, y con lo chapa que está Nattanael, Lau se va a comer unos cuantos bifes.

—¿Cuándo se van a terminar con esta payasada?— consultó cansada, y a la vez, angustiada.— Nos tienen con el corazón en la boca a todos: a mí, a Fran, a sus viejos... Se piensan que por ser bardo varonil no afecta a su alrededor— acotó con claridad, siendo lo más sincera posible.

—¿Qué querés que haga, boluda? Tengo a esos cinco giles apuntándome con el dedo desde que los crucé en el cumple del Pachi, y yo no me dejo forrear por nadie— recordé orgulloso.

—Nadie dice que no te dejes forrear, pero tampoco te comportes igual de pelotudo que ellos— reconoció, sin pelos en la lengua.—. Si te tranquiliza un poco, hoy va a haber fulbito en el bosque, así que ahí te podés mandar unas lindas patadas.

—No me ayudás ni en pedo a no ser un santo— acoté, ella rió.

—¿Alguna vez lo fuiste?

—Intento— aclaré.

La música estaba bastante insoportable, y sólo rogaba que nuestros coordinadores se apuren en llamarnos para irnos. Le dije a Mayra que iba a subir a mi habitación, aunque era todo una excusa para poder encontrarme a Franccesca por los pasillos, no aguantaba ni un segundo más sin tener contacto con ella sabiendo que estamos en el mismo lugar.

Me terminé de comer lo que me dio Mayra y me fui del comedor con todo el barullo que había por culpa de los del suda. Fui a paso lento, había bastante gente en los pasillos a pesar de que sean las ocho y media de la mañana; subí por las escaleras y llegué a cruzarme a algunos del sacramentado. Lamentablemente, también me crucé a la chica que me generó todo ese quilombo con Franccesca, pero no pasó nada, me siguió de largo.

Qué tan influenciada está la sociedad por las redes que, con toda la seguridad, si desde el día uno yo "oficializaba" la relación con mi novia por Instagram, nada de la mitad de las cosas por las que peleábamos existirían.

cicuta; trueno.Where stories live. Discover now