Capítulo 1 "Matrimonio"

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Lucille Gray sabía que Londres era el peor lugar para guardar un secreto. Por lo que aquella mañana no pudo disimular la sorpresa que le causó darse por enterada de que nadie sabía nada de su futuro esposo.

—¿Estás segura? ¿Es todo?

—Hace cinco meses llegó a la ciudad para ocupar la residencia del antiguo duque de Monfort —contestó Anne —. Es su heredero.

Lucille siguió caminando de un lado al otro de la habitación.    

—¡Por el amor de Dios!,  ¿quieres parar? Ya me tienes mareada.

La jovencita se detuvo. Sus ojos, que parecían de color azul a la luz del sol cuando en realidad eran grises, desobedecieron la orden y empezaron a bailar tratando de encontrar un punto fijo.

—Entiende mi angustia…

Unas repentinas náuseas le hicieron llevarse las manos a la boca. Estaba tan segura de que vomitaría, que rápido buscó con la mirada el sitio menos decorado hacia donde podría correr.

—La noticia es buena —Anne la animó con una sonrisa.

Ella sabía que iba a necesitar su ayuda, ya que desde que Lucille había debutado hace casi un año en el salón de bailes de Lady Regina, no había podido encontrar una propuesta de verdad atractiva. 

En ese tiempo nadie pudo dar crédito a la entrada tan delicada que la señorita Gray hizo: fue como ver pasar a una deidad, esperando la gratificación y la reverencia de todos sus súbditos. Con pasos cortos y ligeros, una mirada fija, el cabello castaño perfectamente alisado y una sonrisa sarcástica, no fue difícil poner en ridículo al resto de señoritas que habitaban el salón.

Sin embargo, el debate interno que se presentó en todos los que la notaron, fue recordar que ella era la pequeña e insignificante hija de aquel granjero que se había mudado de Somerset a Londres para recibir la herencia de uno de sus primos lejanos.

«¿Cómo lo había logrado?»
Fue la pregunta que se escuchó a partir de entonces y que continuó durante el siguiente año.

Todo apuntaba a que no tardaría en encontrar las más pretenciosas y desesperadas propuestas por parte de la mayoría de los caballeros, pero su potencial se vió inmediatamente mermado desde el instante en el que su padre fue incapaz de ocultar la ambición que sentía por adquirir un título nobiliario. Tenía más libras de las que alguna vez hubiera podido contar en toda su vida pero aún así no fue aceptado. Ningún aristócrata tenía la benevolencia de perdonar la fanfarronería de quienes gozaban sus mismos privilegios por motivos de la buena suerte.

Ahora George Gray estaba muerto, y con ello la trágica consecuencia de poner a su hija menor en posición de salvar el patrimonio que habían adquirido bajo una solución que a ella no le agradó en lo absoluto. 

—No es justo lo que me están haciendo. 

—¿No te has preguntado de dónde conoció Lady Gray a un duque? 

Lucille se encogió de hombros y, con la mirada aún en el suelo, masculló lo que debió ser una maldición.  Aquel título correspondía a la mujer con la que se había casado su padre a solo cuatro meses de que su madre en pleno viaje a Londres muriera. 
La detestaba tanto, que cada vez que escuchaba algo sobre ella sentía un apretón en el vientre.

—No es una lady.

—Lo sé, pero ya nos cansó a todos.

Anne hizo referencia a las constantes presentaciones que aquella mujer hacía cada vez que tenía que desfilar ante la aristocracia. No era uno de ellos, eso se sabía, pero era más práctico ignorarla que confrontarla.

"Como sello sobre tu corazón" Where stories live. Discover now