Capítulo 55 "Floreciendo"

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Lucille volvió el estómago por cuarta vez.  Ya llevaba tres días sin fuerzas y lo único que hacía era dormir. Margaret ya había calmado los nervios de Anthony asegurándole que por su embarazo, su esposa tendría esa clase de malestares durante meses.

Esa mañana en particular mientras terminaba el trabajo de administración en el despacho, sonrió de manera divertida al recordar las primeras semanas de su luna de miel.
La más bella casa de campo cobró vida al albergar a dos jovencitos apasionados que no tenían reparos en ir por todos lados juntos.
Anthony se la había pasado correteando a Lucille por los pasillos y ningún sirviente se escapó de mirar alguna escena donde ambos estuvieran besándose.
Para él,  que había permanecido tanto tiempo solo, resultaba muy grato contar con una compañía que nunca lo aburría. Y para ella, era como estar en el limbo. No existía nada más a su alrededor sino sólo sus fascinantes encuentros, que una vez experimentados era difícil tener que estar haciendo otra cosa que no fuera aquello. 
Pero ahora habían tenido que bajar un poco el ritmo debido a los síntomas de Lucille. Lo cual en cierto modo fomentó que se pusieran creativos y acordaran otro tipo de actividades.

—¿Qué haces aquí? —le dijo él.

Ya había preguntado por su paradero después de que no la encontró en el dormitorio, por lo que encontrarla en la galería le resultó extraño.

—Vine a conversar con ellos —dijo señalando el retrato de los padres de Anthony.

—¿Por qué?

Él se adentró y se colocó a espaldas de ella para poder abrazarla.

—Porque ellos ya criaron a un hijo. Yo no sé cómo voy hacer este trabajo —confesó.

—También tengo miedo.

—Mi madre se fue cuando yo tenía ocho años y me aterra pensar que algo pudiera pasarme y tuviera que dejar a mi bebé desprotegido.

Anthony suspiró.

—La vida es incierta.

Ella se giró para poder mirarlo a los ojos.

—¿Lo haremos bien?

—No lo sé. Lo único que sí puedo prometer es que los voy a proteger. No importa cómo.

De repente Lucille fue invadida por un sentimiento de vacío.

—¿Qué crees que hubiera pasado si hubieras muerto tú en lugar de tu madre?

Aquella pregunta dejó a Anthony con un sabor amargo sobre su boca. Lo meditó en varios segundos y luego miró su retrato colgado en la pared.

—Maggie dice que todas las noches desde que murió mi padre, lloraba hasta quedarse dormida... —suspiró —. Si me hubiera perdido a mí, su agonía habría superado el dolor de la enfermedad que la mató. 

Lucille asintió. Era doloroso perder a un padre, pero ahora que llevaba una vida dentro de ella se dió cuenta de que existía un dolor más grande que ese. No podía conciliar en su mente la pérdida de un hijo.
De forma involuntaria se tocó el vientre como si quisiera contenerlo.

—¿Quién habría cuidado a tu madre con tanto cariño como lo hiciste tú? —le dijo mirándolo —. ¿Te imaginas lo que habría pasado si hubiera sido una mujer viuda, enferma y sin hijos? 

Los ojos de Anthony se llenaron de agua.

—Yo hice todo eso por ella. Era mi deber.

—Fuiste un buen hijo. Ahora tú estás aquí —tomó su mano e hizo que tocara la zona donde dormía su bebé —debes vivir por él para que muy pronto puedas sostenerlo en tus brazos.

Él se puso frente a ella y en un gesto tierno la acercó y le dio un beso en la frente.

—Gracias por todo.


                   

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