Capítulo 18 "Máscaras"

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Si algo conocía muy bien Lucille, era la capacidad que puede llegar a tener una mujer para influir en un hombre. Lo había visto toda su vida en Agatha Penwood.  Siempre se preguntó por qué su padre siendo un hombre tan rígido y quejumbroso, había caído tan fácil en las manipulaciones de una institutriz pueblerina. Siendo niña aquellas cuestiones no tenían importancia, y en realidad no las hubiera entendido. Pero ahora sí que empezaba a inquietarle el hecho de saber que podía manejar a la persona que quisiera con una sola petición. Y lo peor, era que quería utilizar ese poder en Anthony Van Garrett.

—No puedes pensar en él.  No después de lo que te hizo —murmuró mientras estaba a solas en su habitación.

De repente trajo a su memoria la existencia de Arthur James y, casi como un reflejo, hizo un puchero de desprecio. No le interesaba en lo más mínimo tratar de conseguir algo de él. Estaba segura de que el duque le daría lo que le pidiera sin poner ninguna resistencia, y eso era por mucho, la sensación más aburrida y agobiante que pudiera conocer.
Sin embargo, sabía que ese hombre sería su destino. Estaría atrapada toda la vida, muriendo lentamente con un hombre sometido a sus caprichos. Como una mascota, como un simple sirviente.

«Dios, que fatigante  » murmuró.

Al abrir y cerrar sus ojos cayó en cuenta de que entre más pensaba lo terrible que sería su vida a lado de Arthur, más anhelaba a Anthony. En sus entrañas solo podía sentir el abatimiento que le generaba y sabía que era él,  el hombre que quería poseer, seducir y volver un esclavo. 

—¿Qué piensas hacer hoy? —interrumpió Agatha desde la puerta de la habitación.

Lucille se giró y la observó de pie, con sus manos recargadas sobre la pared y una expresión fastidiada.

—Quiero ir a ver a Anne.

—Ah, esa mujer no me termina de caer bien.

—Ella nos ayudó con este asunto. Debería al menos mostrar algo de simpatía por su cooperación —sugirió.

—No necesitaba su ayuda. Yo hubiera solucionado esto perfectamente —aseguró. 

—¿Y por qué aceptó la ayuda de Lady Brigton?

—Porque ella sí tiene algo importante que aportar a la sociedad. Anne no. Es solo una viuda joven que suscita chismes baratos en su interminable búsqueda de nuevo marido —dijo en tono burlón.

Lucille la miró largo rato.

—¿Qué? 

—¿Cómo sabe usted tanto de la alta sociedad? —preguntó intrigada.

Ella se sonrió.

—¿Olvidas que fui institutriz por casi veinte años?

—De los cuales solo diez vivió en mi casa y con mi padre —indicó.

El tono de condena que utilizó, hizo que Agatha sintiera una especie de satisfacción en su pecho. Nunca se había arrepentido de ningún acto en su vida.

—Observando.

Lucille se puso de pie y, con expresión interesada, le abrió la oportunidad de que hablara.

—Eduqué a un sinfín de señoritas. Sé lo que les preocupa a todas ellas y a sus familias, sé qué las mueve, cómo lo llevan a cabo y también sé cómo termina. 

—¿Y cómo terminará mi historia?

Por primera vez en mucho tiempo, Agatha notó en los ojos de su hijastra una mirada compasiva.

—Estarás bien. Adoras sentirte superior y eres consciente de que el duque te coloca en esa posición —dijo sonriendo.

—¿Cree que porque fomenta mi arrogancia estaré satisfecha?

"Como sello sobre tu corazón" Where stories live. Discover now