Capítulo 35 "Indecisiones"

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—No puede ser —expresó Charlotte.

Lady Brigton la tuvo que sostener de los hombros para evitar que se cayera, pues había terminado de leer la carta donde Agatha le informó que Lucille tenía tres días desaparecida. La verdad es que no la había creído capaz de eso, pero ahora que tenían el problema enfrente debían volver.
Por un segundo, a Lottie se le olvidó la cuestión del escándalo, su reciente enamoramiento de Arthur y la lucha interna que le impedía borrar de su mente el recuerdo de aquel beso que habían compartido. Ahora lo único que abarcaba era encontrar a Lucille.
Tan pronto subió a su habitación acompañada de Lady Brigton, ambas empezaron a hacer maletas movilizando a todos los sirvientes para hacerlo lo más rápido posible.

Arthur se percató de que había demasiado ruido y antes de poder ver a Charlotte, Lady Brigton lo topó en el pasillo y le advirtió que ella se iría. Tenían que hablar antes de que eso sucediera.

—Señorita Gray —le dijo él haciendo una reverencia.

Charlotte no esperó recibirlo en su propio dormitorio, por lo que se encaminó a la puerta y cerró tras de sí para poder dirigirse a otro lado. Él sugirió el salón de recibimiento ya que era bastante amplio y corría el suficiente aire. Sabía que lo iba a necesitar porque esa conversación se convertiría en su despedida.

—¿Qué necesita, excelencia? —le dijo ella en tono frío, nada similar a su tono jovial y afable.

—Lady Brigton me comentó lo que ha pasado con la señorita Lucille. Quiero externarle mi apoyo.

—Esta será la última vez que usted y yo conversemos, mi lord. Cuando llegue a la ciudad todo habrá acabado.

Charlotte ya no quería llorar y su nariz se arrugó en un esfuerzo por ocultar sus sentimientos.

—Le aseguro que nunca más volverá a suceder.

—Supongo que es cuestión de honor.

—Charlotte.

Al oír su nombre expresado de sus labios, sintió que podía derrumbarse. Ya tenerlo de frente era en sí una tortura. Cuando lo vió con intención de acercarse, ella retrocedió y giró su mirada.

—No volveré a acercarme. Nunca más —susurró él al notar su desprecio.

—Le agradezco su cortesía.

Él apretó la mandíbula y la miró con un gesto trágico, como si algo le estuviera desgarrando el mismo vientre.
Lottie hizo una reverencia sin decir más palabras y, con el corazón aplastado, caminó hasta su habitación para terminar con los preparativos de su viaje.

Arthur se quedó solo, pensando en que todo el valor que había adquirido para decirle lo que sentía, ahora no tenía ningún sentido. Había sido un esfuerzo vano. Nuevamente se sintió rechazado, indigno, cruelmente otra vez despreciado y caído en las garras de una mujer que no estaba dispuesta a amarlo.

«¿Por qué, Lottie?» pensó angustiado.

Aquella tarde se ofreció a escoltarlas hasta la ciudad y dos coches salieron de la residencia. En uno viajaba él y en el otro iban Charlotte y Lady Brigton, que después de cerca de una hora, se desesperó al estar bajo un silencio melancólico.

—Has estado muy callada, querida.

—Me preocupa Lucille.

—Tú y yo sabemos dónde es más probable que esté.

—Pues no, no podría hacerme una idea.

Lady Brigton se cruzó de brazos y prefirió no decirle nada más sobre Lucille, pues sabía que la tristeza de sus ojos no era por ella sino por Arthur.

"Como sello sobre tu corazón" Where stories live. Discover now