Capítulo 7 "Ayuda, mi Lady"

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Ambas hermanas estaban a lado de Lady Gray con una actitud que puso de manifiesto la incomodidad que sentían por estar ahí. Mientras Charlotte hacía un esfuerzo descomunal por animar a Lucille, esta no pareció alegrarse con nada.

—¡Señoritas Gray!

Todas se giraron al escuchar aquella voz.

Agatha la conocía muy bien. Nunca había podido borrar la primera impresión que le causó el día que la vio llegar a la residencia de su hijo mayor: Oliver Brigton. Ella trabajaba como institutriz del nieto más pequeño, y el aire superior con el que caminaba aquella dama, le transmitió la idea de que era alguien en extremo importante. Siempre serena, reservada y poco sonriente. Sin duda, si algún día lograba llegar hasta los círculos más altos, quería verse exactamente así. Hablar y mirar como ella, vestirse y lucir así de imponente.

Aunque ya habían pasado cerca de veinte años y la juventud las había abandonado a ambas, para Agatha,  Lady Brigton seguía manteniendo la postura de lo que ella consideraba una verdadera aristócrata. 

Charlotte y Lucille tuvieron que disimular su cara de asombro cuando observaron a su déspota y engreída madrastra, deshacerse en halagos solemnes que dejaron en evidencia lo feliz que estaba ante aquella mujer que ninguna de las dos había visto antes. Fue como ver a un animal dócil echarse para ser devorado. Cuando escucharon cómo esta le recordó a Lady Brigton que había trabajado para ella y su familia, las dos querían echarse a reír, pero solo intercambiaron un par de miradas de confusión que compartieron con la dama mayor que la escuchaba.

Ella por supuesto que la recordaba, ¿Cómo iba a poder olvidar a la mujer que había ayudado a uno de sus nietos con sus problemas de habla? Nadie lo había logrado de forma tan paciente como ella y tenía hasta cierto punto su respeto. Pero ya habían pasado cerca de diez minutos desde que se acercó y lo único que quería en ese momento era lograr que se callara.  Ya no podía tolerar un segundo más de su discurso de agradecimiento y admiración.

 —¿Podría alguna de ustedes acompañarme a dar la vuelta? —pidió dirigiéndose a las jovencitas.

Agatha apretó el brazo de Lucille y la obligó a negarse. Lady Brigton entonces miró a Charlotte y la animó a ir con ella.

—Claro, querida. Ve —aceptó.

La joven obedeció a su madrastra y se colgó del brazo de Lady Brigton.
Luego de caminar unos pasos en silencio, la anciana le palpó la mano para hacerla reaccionar. Estaba demasiado pendiente de Lucille y no se dio cuenta de que estaba ignorando todo a su alrededor. 

—¿Tú eres Charlotte o Lucille?

—Lottie, mi lady. Tengo el desafortunado defecto de detestar el nombre que me eligieron. Pero tratándose de usted, puede decirme como guste.

—Lottie, en eso nos parecemos. Más vale que te cases pronto para que puedas usar el nombre de tu esposo.

Charlotte sonrió.

—Es usted muy amable.

—Ya había oído hablar de ustedes dos, pero nunca me imaginé que tu hermana tuviera de forma estática el rostro de alguien nauseabundo. 

Ambas la miraron a lo lejos. Lucille estaba tan pálida, que Lottie temió que fuera a desmayarse.

—Mi lady, tiene que ayudarla —suplicó. 

—¿Por qué razón una señorita tan linda como ella necesitaría mi ayuda?

El sarcasmo no impidió que Lottie le arrojara a la cara el problema.

—Está comprometida con el duque de Monfort.

Lady Brigton se quedó inmóvil ante el comentario.

«Ya tiene la mejor propuesta del año » pensó. 

"Como sello sobre tu corazón" Where stories live. Discover now