Capítulo 46 "El duque y la duquesa"

373 21 0
                                    


El día de su unión fue como el inicio de la primavera.
Verla frente a él, adornada con los colores de aquel campo donde le confesó su amor, hizo que sonriera hasta que la línea de sus labios cubrió sus mejillas en su totalidad.

—¿Lilas? —susurró.

Lottie sonrió orgullosa.

—Significan la eternidad.

Arthur había aprendido gracias a ella que luego de atravesar una tierra azotada por el invierno, aquellas flores al igual que muchas, siempre tenían la esperanza de renacer para cubrir con su color, su belleza y su esencia, la vida.
Ese era su nuevo comienzo.

Cuando llegó el momento de declarar sus votos, Lottie tartamudeo como tantas veces lo había echo su prometido. Ambos se soltaron a reír y entonces sus ojos juguetearon de manera cómplice. El brillo de sus miradas dejó al descubierto el anhelo por unir sus vidas en un compromiso para toda su existencia.
Ella estaba segura, lo sentía en todo su cuerpo y la ilusión se apoderó de sus pensamientos una vez que juró frente a todos que lo amaría por siempre.

Sus mejillas sintieron romperse debido a la amplitud de su sonrisa y su pecho empezó a agitarse empujando con gran ardor las lágrimas que una vez describió que la llenarían. Una especie de amor tan desbordante que solo podía salir de ella de esa manera. Como un torrente, un viento fuerte o como una gran montaña. Con esa fuerza, ese poder, esa altura.

Arthur tuvo que esperar hasta decir sus votos para poder besarla. Ya se había reprimido bastante y ella estaba tan hermosa, que planeó mentalmente terminar rápido con toda la ceremonia para por fin llevársela.
La amaba. La quería solo para él, la anhelaba, la deseaba, la soñaba. Charlotte representaba una nueva historia en su vida.
El capítulo que juntos empezarían a escribir una vez que sellaran su amor.
Para cuando la besó, ya como su esposa, sintió que algo de su cuerpo se desprendió elevándose hasta el firmamento.

La celebración, justo como lo pensó, no se aplazó muy noche y luego de que Lady Brigton bromeara sobre su talento innato para reconocer a los enamorados desde antes de que estos se dieran cuenta, el matrimonio partió esa misma noche hasta la nueva residencia.

—¿Por qué no me dijiste que vendríamos hasta tu casa de campo?

—¿Tienes algún problema con ello?

—No traje suficiente ropa —se quejó.

Arthur sonrió con una astucia que sorprendió a su esposa.

—No te preocupes, encontraremos una solución.

Cuando llegaron ya era demasiado tarde como para cenar algo, por lo que Arthur decidió no alertar a más sirvientes y conducir a su esposa hasta su recámara.
Charlotte subió las escaleras de la mano de su esposo, pero no pudo evitar sentir que sus entrañas se encogieron.

«El duque y la duquesa de Monfort ».

Sonaba tan extraño el título en su cabeza, que tuvo que repetirlo en voz baja varias veces hasta que en el último suspiro, Arthur se detuvo.

—Llevas resoplando todo el camino. ¿Te encuentras bien?

Se puso de frente a su rostro y la miró preocupado.

—Es la primera vez que voy a entrar a una habitación con un hombre.

Las palabras salieron acompañadas de un temblor inusual en su voz. Era raro para ella titubear como lo estaba haciendo, y la única razón que encontró para ello era su claro nerviosismo ante lo que estaba por suceder.

"Como sello sobre tu corazón" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora