Capítulo 54 "El conde y la condesa"

441 19 0
                                    

Charlotte estaba ajustando el velo sobre la cabeza de su hermana, cuando está miró de pronto hacia la ventana. El cielo ya había anunciado que quizá dejaría caer algunas gotas de lluvia, pero no esperó a que fuera precisamente en ese día.

—¡No es posible! —exclamó Lucille agobiada.

La boda iba a ser en Rosemund Hall, justo en los jardines.

—Tal vez sea mejor que lo hagan en el salón —sugirió Anne.

Ya había regresado de Escocia y la noticia del matrimonio entre Lucille y Anthony le tomó una tarde de té con Lady Brigton.

—Debo preguntarle a Anthony.

—No, quédate aquí. Yo iré a preguntar —dijo Charlotte.

A los pocos minutos regresó y la expresión de sus ojos mostró que estaba inquieta por la posible reacción de su hermana.

—¿Qué te dijo?

—Que te espera en donde habían quedado.

—¿Qué? ¿Está ciego, a caso no ve la tormenta? Todo se va a arruinar.

—Lucille, no tienes otra opción más que obedecer.

Sabía que eso era cierto. Tomó el ramo de flores que estaba sobre su cama y entonces salió de la habitación para encontrarse con Arthur.

—Vamos —dijo con una mueca.

Charlotte salió y entonces le dijo a su esposo que Anthony no había autorizado cambiar la ceremonia a otro sitio, por lo que tendrían que caminar hasta el lugar bajo la lluvia.
Al igual que en la boda de los duques, la recepción no contaba con tantos invitados como para preocuparse por quedar mal con ellos, pero Lucille estaba furiosa al verse arruinada en su vestido y caminando del brazo del esposo de su hermana para poder llegar hasta una pequeña zona donde estaba disponible un techo que pudiera aguardar a los novios.

Arthur se regresó al otro extremo y se quedó junto a su esposa, Anne, Lady Brigton, Louis y otras cuatro personas.

—¿Por qué no quisiste hacerlo adentro? —preguntó Lucille cuando llegó frente a él.

—La lluvia es un símbolo del amor —dijo con serenidad.

Aquello cambió su expresión. Se miró a sí misma y entonces empezó a reír al notar que él también estaba empapado.

—Nada debe separarnos ahora, ni siquiera está tormenta.

Ella estuvo en silencio unos segundos.

—La lluvia es hermosa —declaró por fin alzando los brazos para dejarse cubrir por el agua que caía.

—Te amo, esposa mía.

Anthony se encaminó a ella y empezaron a bailar bajo la brisa que rompía contra sus siluetas. Era como limpiar el dolor del pasado para darle paso a un futuro sin manchas. Una vida en la que solo los recuerdos de días felices serían el ancla segura en los momentos tormentosos. El agua que purifica los sentimientos, que fluye y se deja llevar. Lo que refresca, lo que da vida. Lo que permite revitalizar y motiva a crecer.

Aquella lluvia era más que solo empaparse los cuerpos. Era un ritual al amor. Una promesa de que aunque la cosas no salieran tal vez como se esperaban, sabrían adaptarse y bailarían juntos siempre. Una forma de confirmar que todo lo bello venía del cielo y que les daría la capacidad de fructificar y de ser aquello que siempre quisieron.
Los invitados observaron la escena y fue imposible no conmoverse. Por fin se había logrado lo inimaginable. Poner un sello de pertenencia sobre su corazón y unir dos vidas, dos latidos… en uno solo. 























"Como sello sobre tu corazón" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora