Capítulo 44 "Un campo de lilas"

383 22 6
                                    


Louis llevaba cerca de media hora hablando de la más reciente galería de arte que había visitado antes de abandonar Londres. Sus gustos en arte eran bastante estrictos y no podía perdonar la falta de creatividad o de técnica.
Lucille y Charlotte ya estaban hartas de su discurso y Lady Brigton fingió dormir para no tener que opinar.

—¿Faltará mucho para llegar? —suplicó Lottie.

—No puedo creer su falta de amor por el arte y la cultura. Son damas que deberían saber sobre esos temas —replicó Louis al notar su desinterés.

—Por supuesto que sabemos de lo que habla, mi lord, no somos ignorantes. El problema es que su boca parece no tener la capacidad de guardar silencio y así escuchar otra opinión —dijo Lucille.

En eso, Lady Brigton despertó sonriendo.

—Ya basta. Este viaje en coche es lo último que tendré que soportar.

Ya llevaban dos día y medio atravesando el país y eso era tiempo suficiente para exigir que los últimos minutos la pasaran en silencio.

—¿Segura de que mi tía Katherine nos va a recibir? No recuerdo este camino ni tampoco que alguna vez hubiéramos visitado Mauvezin.

—Cállate Louis, eres un fastidio.

Lucille se rió entre susurros al oír la reprensión. Estaba de buen humor ante lo que representaba viajar a Francia sin haber tenido que esperar todo el mes como habían planeado. El único problema fue la ausencia de Anne, ya que Lady Brigton dijo que su tía abuela no la conocía y que solo le había extendido la invitación a los hijos que tuviera viviendo con ella.

Estaba sentada junto a la ventana y eso le permitió admirar la belleza de los Altos Pirineos mejor que los demás. Era una zona montañosa cubierta de un color verde tan vivo que contrastaba perfecto con el azul del cielo despejado. Los caminos eran de difícil acceso pero el aire estaba tan fresco y el sonido de las aves, desplegándose a campo abierto, era bastante tranquilizador. A lo lejos se distinguía con facilidad en la punta de una zona alta, el castillo de Mauvezin, un lugar de ensueño que anhelaba visitar una vez que lograran llegar a su destino. El plan a lo que se había dicho, era pasar todo el verano en ese lugar.

—Madre, hemos llegado —informó Louis.

Lady Brigton se despertó y entonces su hijo bajó primero para poder ayudar a las damas. La mansión era más pequeña de lo que habían imaginado y el muchacho se decepcionó al notar que el pueblo era simple y no prometía mucha diversión.

—¿Cómo quieres que pase mi verano en este lugar como un monje?

—Estás exagerando. Un lugar así es ideal para que medites en la vida disoluta que has llevado.

—Olvídalo, en cuanto las instale me iré a buscar una taberna.

—Louis, basta. Por dios, hijo, me estás volviendo más vieja y gruñona con tus actitudes.

—Ni creas que me has convencido. Esto lo planeaste para castigarme.

Lottie miró a Lucille y ambas sonrieron. La interacción que tenían Lady Brigton y su hijo les resultaba muy divertido. Aunque claro, preferían que él estuviera fuera de la casa para no abrumarlas con sus interminables y sofisticados discursos sobre todo lo que consideraba inferior a su intelecto.

—¿Esto es de mi tía Katherine? No puedo creerlo —atacó Louis una vez que entraron.

—Es una anciana de casi cien años, ¿Podrías ser más considerado?

—¿Y dónde está?

—No lo sé, tal vez más tarde la veamos —divagó.

Los sirvientes empezaron a movilizar su equipaje para instalarlos en sus distintas habitaciones. Louis se dio cuenta rápido de que aquella residencia no era de nadie que perteneciera a la familia de su madre. Todo estaba bastante sobrio y refinado, típico de los hogares masculinos donde no habitaba ninguna mujer que pusiera flores, cuadros de paisajes o cortinas de colores llamativos. En fin, poco le importó saber el plan que se traían entre manos porque en cuanto se deshizo de la vigilancia de su madre, se escabulló de la casa para ir en busca de algo más entretenido que los libros viejos del salón.

"Como sello sobre tu corazón" Where stories live. Discover now