Capítulo 45 "Previo a la unión"

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Louis y Lucille lucharon por ganar más vista desde la ventana del carruaje.
No podían creer que el duque de Monfort y Charlotte estuvieran juntos en medio de un campo de lilas.

—¿Así que sacrifique mi diversión por venir a ser cómplice de una declaración romántica?

Lady Brigton lo ignoró.

—¿Por qué Lottie nunca me dijo nada? —reclamó Lucille.

—Todo ocurrió mientras estuvieron juntos en la residencia, a raíz del escándalo.

—Eso no contesta mi pregunta —reprochó.

—Ella ya te contará.

Lucille siguió mirando por la ventana y no pudo evitar sonreír de alegría. Su querida hermana, la que se había resignado a estar sola por caprichos del destino, ahora estaba envuelta en los brazos del hombre que había sido su prometido.
Todos tuvieron que esperar unos minutos hasta que ellos dos quisieran regresar al carruaje, y cuando por fin lo hicieron, Lottie se ruborizó.

—¿Al fin me dirán que ocurre aquí? —dijo Lucille.

—Hermana, sé que esto es muy complicado pero...

—¡Vamos! No estoy molesta, estoy sorprendida. ¿Mi lord, en qué momento se enamoraron?

Arthur sonrió.

—Usted y lord Anthony saben la respuesta.

Louis, que había estado algo indiferente al respecto, se volvió casi de un brinco.
¿Estaba hablando del único Anthony en la ciudad de Londres? ¿La señorita Lucille involucrada con su eterno amigo de libertinaje?

—Tiene razón —dijo Lucille con una sonrisa.

Arthur ayudó a Lottie a subir al carruaje y después sugirió que Louis y él viajaran en otro aparte para darle espacio a las damas. Este aceptó y fue así que todos regresaron aquel día a la casa donde estaban hospedándose.

Cuando ambas pudieron estar por fin solas, Lottie le contó a Lucille toda la historia que había detrás de la declaración que le había echo Arthur esa mañana.
La alegría que sintió el primer día cuando él le permitió arreglar un jardín de su residencia de campo, la inquietud sobre el tipo de vida que llevaba y sus dudas sobre lo que en realidad quería. Luego vino la convivencia diaria y la culpa por los sentimientos que sabían, hasta ese momento, eran prohibidos.
Lottie se deshizo en halagos sobre la personalidad de Arthur, resaltando su preciosa amabilidad por la forma tan propia en la que se dirigía a todo mundo, su cálida timidez que en más de una ocasión provocó que se soltara a reír, la sencillez con la que hacía sus peticiones y la pasión con la que lograba besarla. Jamás pensó que todo su cuerpo pudiera temblar de aquella forma.

—Te lo mereces, has estado mucho tiempo en la sombra. Y ahora es tu turno de brillar, futura duquesa de Monfort —le dijo sonriendo.

Lottie se sacudió ante aquellas palabras. No había reparado en lo más mínimo lo que significaba aquello.

—¿Seré una buena duquesa?

—¿Por qué te preocupa eso?

—Porque acabo de caer en cuenta en lo que significará para mí ser la esposa de Arthur —dijo con semblante serio.

—Serás una buena duquesa porque eres la mujer más cariñosa, alegre y bondadosa que he conocido —afirmó.

Lottie sonrió.

—Nunca te lo había expresado de esa forma, yo lo sé. Y quiero pedirte que me perdones —Lucille se acercó a ella y le tomó la mano.

—¿Por qué? Yo no tengo nada que perdonarte —le dijo para tratar de calmarla, pero esta negó con la cabeza.

"Como sello sobre tu corazón" Where stories live. Discover now