La fiesta.

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La pequeña niña corría de un lado a otro por el loft.
La emoción era visible en el brillo de sus ojos y por supuesto también en los saltitos que daba al avanzar.
-¡¡Papá!! ¿Dónde está mi vestido de piedras azules con gasa lila en las mangas?
Alexander la atrapó, antes de que pudiese seguir dando vueltas como un torbellino, y la alzó en brazos.
-¿Cuál? ¿El qué está en la cama?-Pregunto confundido.
-Buf... ¡No!- Su hija se detuvo un segundo para soplar hacia arriba el cabello azul que le caía sobre los ojos-¡Ese es el de gasa violeta oscura!
-¿Y si le preguntas a Magnus?-Intentó.
-¡¡¡Papaíto!!!-Alexander sonrió inconscientemente. Ese era el mote que Sophie había elegido para no tener que nombrarlos a los dos "papá" y que se confundieran. Alec era papá o papi, y Magnus era papaíto o como a veces le decía "brillitos".
-¿Qué sucede Sophie de mi corazón?-Magnus ya estaba en la sala y los miraba con una ceja alzada y una sonrisa torcida en los labios.
A Alec se le detuvo el corazón, ya habían pasado años desde que estaban juntos y aún esos ojos de gato lo paralizaban de amor.
Brillitos, llevaba una camisa púrpura y unos pantalones plateados. A diferencia de Sophie y Alec, él ya estaba listo.
-Papaíto, ¿Tú sabes dónde está el vestido de piedras azules con gasa lila en las mangas?
-Por supuesto- contestó Magnus, y chasqueo los dedos una sola vez haciéndolo aparecer.
El nephilim sintió la necesidad de sacarle la lengua.
Era el vestido del que Sofy hablaba, con gasas lilas, no violetas.
La niña corrió a su pieza para cambiarse y Alec se acercó a Magnus, rodeándolo con sus brazos.
-Se parece tanto a ti-le susurró.
-Lo dudo, yo no tengo el pelo azul. Y por lo que veo tú tampoco.
-Quiero decir, que más allá de que no sea nuestra hija biológica, está con nosotros desde tan pequeña que ha tomado tus actitudes. Es enérgica, encantadora, le gusta la ropa... Aunque claro que eso puede que sea característico de brujos.
-No lo es, Alec. Es característico de gente cool. Y también se parece a ti-la piel de Alec comenzó a tomar color en las mejillas, producto de un sonrojo-. Es dulce, bondadosa, Ama a su familia como a nada- Magnus dejó un pequeño beso en la punta de la nariz de su esposo-. Y nos está espiando desde detrás de la puerta.
Sophie salió refunfuñando y Alec, ahora rojo como un tomate, dejó escapar una risita.
-¿Cómo supiste?-le preguntó cruzada de brazos.
-Porque lo sé todo-contesto Magnus, sacándole la lengua.
-¡Papá vete a vestir!- Grito Sophie, ignorando a su papaíto.
-Pero ya estoy vestido-Protestó Alec.
-Diugh, en una ocasión tan importante y tú así - y señaló con melodrama el suéter de su padre.
Magnus la tomo de la manito.
-Deja a papi tranquilo, él no es cool. Vamos.
Y camino hacia el portal que había abierto horas atrás.
-Deberíamos comprar un auto-Mencionó la brujita, antes de cruzar de la mano de su papaíto, y seguida por su papi.
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-¡Sophie!-Grito Elizabeth al verla, y corrió hacia ella, con su larga y espesa cabellera negra ondeando en el aire.
-¡Feliz cumpleaños Lizz!
-No-la niña la detuvo un instante con su mano extendida hacía ella-Tengo seis años. Soy mayor. Ya no soy Lizz, soy la Señora Elizabeth Lewis.
Sophie rió negando con la cabeza y abrazo a su prima.
Elizabeth era un año menor que Sophie, pero siempre intentaba parecer más grande, inclusive más grande que su hermano Gideon, que tenía nueve años.
-¿Y Gideon? ¿Y Max?-pregunto Sophie, luego de que ella y sus padres hubiesen saludado a Iz, Simón, Jace y Clary.
-Estaban recién aquí conmigo. Supongo que se fueron a ver el regalo que el tío Jace le hizo a Gideon. Le dio un arma nueva. Claro que a Max no le sorprende casi nada, no teniendo a Tío Jace y a Tía Clary como padres.
-Mi papaíto puede invocar a un demonio y hacerlo bailar salsa, dudo que tío Jace o Tía Clary puedan hacer eso.
Sophie la miró arrogante aunque había cierta diversión en su voz, a la vez que sus ojos azules se tornaban color púrpura.
-Deja de hacer eso con los ojos Sophie-Lizz se sentó en el suelo y comenzó a jugar cuidadosamente con el collar que su madre le había regalado esa misma tarde-.Este collar-dijo como si nada- puede detectar demonios-sonrío orgullosa-. Le gane a Gideon, el heredó de papá un cómic.
-Eli!-Dijo en voz alta una joven figura femenina de largo cabello que se acercaba hacia ellas-El pastel.
-Oh no!- susurro Sophie-Dime que no lo ha hecho la tía...
-Mi mamá cocina perfectamente bien-Contesto Liz ofendida, aunque no muy creída de sus palabras. Y se puso en pie.
Está bien-Sophie se encogió de hombros y camino a la cocina.
Ya estaban todos ahí, incluidos Gideon y Max, que observaban todo de una forma extrañamente sospechosa.
Alec se levantó de su asiento y fue por un cuchillo, mientras Isabelle traía un pastel del tamaño de un niño pequeño, con agilidad entre sus fuertes brazos.
El pastel era rosado, con runas blancas a los bordes y un dibujo de Lizz en medio, todo hecho por la mano experta de Clary.
-¿Dónde está la princesa de Papá?-dijo con un tono cantarín Simon, y alzó en brazos a la pequeña Lizz frente al pastel.
Max se acercó a Sophie y la rodeó con un brazo. A pesar de tener un año menos que ella (la misma edad de Lizz), era mucho más alto.
-Mamá hizo un trabajo excelente decorando el pastel, ¿No lo crees? -pregunto el pequeño niño rubio de ojos esmeralda-.Aunque es raro que no se lo haya comido. Desde que tiene a mi hermana en la panza come a montones, papá dice que hasta sería capaz de comerse a Iglesia...
-Sh!-dijo rápidamente Gideon, con una advertencia en sus ojos negros como los de su madre.
-Esta embarazada, Max-contesto con simpleza la brujita a su primo, y luego miro a Gideon-¿Qué han hecho?
Y justo cuando preguntaba, el pastel se removió, y de dentro, como una bala en un cañón, salió volando un muy furioso Iglesia, que fue a parar directo al rostro de Jace, con las garras extendidas.
-¡Por el ángel! ¡¿Cocine al gato?!-gritó Isabelle.
Magnus comenzó a lanzar llamas azules al aire, Clary gritaba, Simón estaba petrificado con Lizz en brazos y Alec intentaba a toda costa quitarle el gato a su parabatai de encima.
-Dejen, no me contesten-susurro Sophie-Pero le deben una disculpa a Lizz. Ay, por el ángel, esto se está convirtiendo en cosa de todos los días.

Después de nosotros (Malec, Sissy, Clace).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora