Pequeñas historias, ubicadas después de Ciudad del fuego celestial.
¡Conoce a los hijos de Malec, Clace y Sissy!
Cinco primos que se aman y disfrutan de pequeñas aventuras juntos (a costa de la cordura de sus padres), sin recuerdos de lo que un día...
¡Sorpresa! Les traje un especial del futuro. Recuerden que en el futuro Gideon (Hijo de Simon e Iz) esta enamorado de su "prima", Celine Herondale.
Pd: Celine y Gideon no son parabatai, Max Herondale y Elizabeth Lewis Lightwood lo son.
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En el frío de la noche la tomo de la mano.
Nueve años, solo son nueve años. ¿Por qué no debía amarla? Ella lo amaba, o eso le había dicho.
Tenía la aceptación de su hermana, y ella era quien más le importaba. ¿Qué esperaba?
Probablemente Max lo mataría. Generaría problemas entre su hermana y su parabatai.
Tío Jace le arrancaría los ojos. Sophie sonreiría, al igual que tío Magnus y Alec.
¿Y su madre? Supuso que su madre aceptaría verlo feliz, y su padre jamás le llevaría la contraría a ella.
— ¿Qué piensas, Gid?— Inquirió Celine con voz dulce, alejándolo por completo de sus pensamientos.
— En nosotros— contestó con sinceridad.
Cel, simplemente sonrío. Para ella no había problemas en su relación, vivía en una burbuja de amor, sin temor a nada. Era capaz de arriesgarse, porque era joven y de sangre caliente. Imposible... Desenfrenada.
La envidiaba por eso. Él, de mente estructurada.
— Te amo— le dijo en voz alta, no solo porque le encantase repetírselo, sino porque quería recordárselo también a sí mismo. Él motivo por el que estaban allí, fuera del Instituto aunque fuese de noche y recorriendo Central Park, uno al lado del otro, era porque la amaba con toda su alma. Porque ella era el único riesgo que era capaz de tomar en su vida.
Se inclinó unos centímetros, antes de que ella contestase, y dejó un pequeño beso sobre sus labios.
— Nos pueden ver— susurró Celine, alejándose un paso.
— No puedo ocultar mi amor, ni cerca ni lejos de ti. Pueden verme en cualquier momento, y sabrán que siento—Y la volvió a besar, porque a ella no le importaba y él se había rendido.
