Celebración.

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Podía afirmarse que el hombre más talentoso a la hora de organizar una fiesta era Magnus Bane. Quizás tenía que ver con la carga de siglos sobre sus hombros o simplemente con su alma brillante más similar a una bola de disco que a un leve resplandor.
La fiesta de Gideon y Celine era esplendorosa y envidiada por los círculos más jóvenes de todo el submundo.
Gideon, que no era persona predispuesta a "enloquecer", sonreía de lado sin intenciones de moverse del lado de su tío Alexander. Ambos, relegados en una esquina, bebían jugo y hablaban entre susurros.
Por su parte, Celine saltaba y gritaba en medio de la pista.
Había convertido su vestido de novia en apenas una corta tela dorada ceñido a su cuerpo y su melena colorada se encontraba ahora despeinada y revuelta.
A su lado, Jace Herondale deslumbraba con sus magníficos pasos de baile.
Sophie y Elizabeth corrían como niñas a lo largo del salón. Con pomos de espuma y confeti habían atacado a gran parte de los invitados y reían macabramente.
Isabelle no podía creer la doble faceta de Elizabeth entre mujer, cazadora de sombras, madre y niña que tan solo quería divertirse.
En la barra de tragos, Magnus demostraba su increíble talento. No preparándolos, sino bebiéndolos y cantando. Preparaban su voz, según decía.
Con inexistente timidez, se paraba en una banqueta y comenzaba un recital de las más variadas canciones.
Clary y Max aplaudían orgullosos, aunque sospechaban que ni bien lo notará Alexander dejaría de ser gracioso.
Celine,  a consciencia de la poca predisposición de su marido hacia el festejo pero desesperada porque formará parte de la fiesta, se paró en una mesa y llamó al silencio.
La música se apago en un instante.
La dama, en lo que parecía una pose previa a la batalla, sentenció:
—Ya es hora de que mi ahora flamante y encantador esposo diga unas palabras.
Gideon la miró desesperado ante la reciente exposición. Su familia no lo preocupaba, pero el resto de invitados lo intimidaban. Le costaría menos quebrarles el cuello que hablar de modo fluido frente a ellos.
Celine sonrió satisfecha.
—O podrías bailar conmigo— Y estiro sus manos sonriendo.
Gideon miró a su tío.
—¡Nos los buscamos!—Dijo Alexander comprendiéndolo y se puso de pie en busca de su marido.
Agua y aceite. Magnus y Alexander. Celine y Gideon.
Celine y Gideon.
Cruzó la pista ignorando la mirada de los invitados y estrecho a su mujer con dulzura. Podía acostumbrarse a eso y mucho más. Al fin y al cabo, Celine era exposición. Atraía la mirada de cualquiera.
A lo lejos se escuchó el grito de Alec.
¡MAGNUS BÁJATE DE AHÍ!
Bueno, no podían compararse con sus tíos, ellos eran fuera de lo común. Se alegraba de que todos estuvieran disfrutando, después de todo vivían trabajando. El descanso era sumamente grato.
Holidoli. Me regalaron un celular, chicossss. Al fin voy a poder escribir :)

Después de nosotros (Malec, Sissy, Clace).Where stories live. Discover now