Cumpleaños de Clarissa.

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Hoy es el cumpleaños de nuestra pelirroja hermosa, así que les traigo una pequeña aventura de ella después del nacimiento de Max.
Era ella, con un pequeño niño. Solo ellos dos. Jace tenía sus propias responsabilidades, y si bien ella estaba libre por un tiempo, las reglas de los cazadores no lo obviaban a él de sus deberes.
El llanto del pequeño Max se había convertido en su despertador, a pesar de que Jace intentase que por las noches esta descansase.
El Niño de cabello alborotado color amarillo pato (aunque a su marido no le agradase esa comparación) era malhumorado y nervioso. Características que con los años cambiaría completamente.
Se sentía molesto todo el tiempo, y eso que aún no había comenzado a caminar.
Fue durante esta etapa inicial de su existencia, cuando una tarde comenzó a retorcerse de dolor.
Clary, lo acariciaba, hamacaba, le cantaba y hasta deseaba internamente que apareciese una runa apta para menores de edad. La situación la estaba desesperando y no tenía en claro que debía hacer. Jocelyn no estaba en la ciudad y Jace se encontraba en una misión con Alec e Isabelle.
¿Qué le sucedía? ¿Por qué gritaba?
La desesperación y el cansancio de no saber qué hacer con su propio niño la llevo a largarse a llorar.
—Basta, no llores. Por favor, hijo.
Y fue entre las lágrimas cuando recordó alguien que podía ayudarla.
Tomó su cartera, sin notar que aún estaba en pijama, y salió en búsqueda de un taxi.
——
—El gran brujo ocupado de Brooklyn, ¿Quién es?
—Clary. Abre Magnus.
El brujo dejo pasar rápidamente a su cuñada.
—Bonito look—comentó divertido, entre los gritos histéricos de Max Herondale.
—Dime que le pasa, por favor.
No lo había notado entonces, pero colgada de la pierna de Magnus se encontraba la pequeña Sophie, observando todo asustada.
—Lo veré, pero antes dime ¿Qué es ese asqueroso olor? No quiero que impregnes el loft con él. ¿Qué pensaría de mí Alec? ¿Qué no baño a nuestra hija?
La ahuyentó con las manos.
Clary olfateo el aire como si de pronto hubiese mutado en perro, entonces noto que el aire pestilente provenía de su cartera.
—¡Tire el pañal aquí! Pensé que era la bolsa de basura—exclamó asqueada.
Magnus chasqueo los dedos haciendo desaparecer el "paquete".
Sentó a Sophie en uno de sus sillones y tomo en brazos a Max.
Lo examinó tan solo un instante.
—¡Oh no! ¡Es terrible!
—¿Qué tiene? ¿Cómo lo sabes? ¡Ni siquiera haz utilizado tu magia!—Grito la pelirroja horrorizada.
—No sé cómo decirte esto, Clarissa Morgenstern—comenzó lentamente tomando asiento.
Clary se llevó las manos al pecho, su corazón no podía resistir un segundo más de pánico.
—¡Ya dime, Magnus!
—Tu hijo tiene... gases.
Estas madres primerizas—Murmuró encogiéndose de hombros.

Después de nosotros (Malec, Sissy, Clace).Where stories live. Discover now