10. Viaje familiar.

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Desperté pocas horas después del encuentro con Ana, bastante agotado debido a que no había podido dormir bien, pero, justo como ella había señalado la noche anterior, no iba a dejar que mi equipo se fuera sin mí.

Me levanté con un fuerte dolor de cuello, y me dirigí a la bolsa de medicamentos que traje desde la base en busca de un analgésico, el cual me tragué inmediatamente sin ni siquiera tomar agua. Hoy era un día importante, no había escusas que valieran.

Miré alrededor, Amy no estaba en la cama, seguro había despertado antes que yo y ya se encontraba en las duchas; por su parte, Ana, se encontraba durmiendo en una esquina de la habitación, en la improvisada cama que le habíamos armado en el suelo.

"Es tu oportunidad" pensé.

Con sumo cuidado, me acerqué a mis cosas y las levanté tratando de hacer el menor ruido posible.

Habiendo logrado mi objetivo, caminé suavemente hacia la puerta.

–Sabía que ibas a intentar algo como esto... –dijo Ana con voz adormilada, y aún sin abrir los ojos.

–Buenos días, Ana –comenté, tras lanzar un resoplido de frustración.

Mi pequeña hermana se sentó en la cama con su cabellera totalmente despeinada, y una sonrisa en el rostro, como si hubiera tenido la mejor noche de sueño de su vida en aquel sucio rincón. Con total tranquilidad, ella se estiró, haciendo leves sonidos de pereza mientras lo hacía.

–¿Qué hay para desayunar? –preguntó una vez que termino de estirarse.

Tras dedicarle una mirada de desaprobación, salí del lugar sin dignarme a responder su pregunta, y me dirigí a las duchas.

El agua del lugar salía helada, lamentablemente no habíamos tenido tiempo para hacer que el agua caliente, pero no me quejé. El frío líquido ayudó a que me despejara, e incluso ayudo un poco a que se calmara mi dolor de cuello, así que pasé por lo menos diez minutos debajo de la helada lluvia.

Una vez que estuve totalmente despabilado, corté el chorro de agua, me sequé y me vestí antes de dirigirme al lugar donde, con seguridad, el resto de mi equipo estaba esperando.

Y así fue, todos estaban con sus desayunos en la boca, incluso Ana, quien en lugar de darse una ducha, simplemente se ató el pelo y se dirigió a la mesa, y ahora se encontraba atragantándose con tostadas y café, supongo que llevaba varias horas sin comer.

–Ahora que ya están todos aquí, es hora de algunas buenas noticias –comentó Ian, quien ya había terminado de desayunar, y al instante se levantó y camino el escritorio de la computadora.

–Anoche, nos dedicamos de lleno a estudiar los informes sobre la extraña energía... –empezó a decir Joel.

–¡Energía Dolent! –exclamó Ian a lo lejos, interrumpiéndolo.

–Y pudimos crear pequeños rastreadores, que las van a avisar cuando se encuentren cerca de la fuente de energía –finalizó el joven Green, ignorando totalmente el comentario de su compañero de trabajo.

En ese momento, Ian llegó con una bandeja entre manos, en la que descansaban los pequeños artefactos.

–Como verán, son realmente diminutos, así que van a ir adosados a sus trajes –finalizó Ian.

–¡Genial! ¿Hay uno para mí? –preguntó Ana, aún con un pedazo de tostada en su boca.

–Eh... ¿Quién es ella? –preguntó el joven genio totalmente confundido.

–No importa, no lo necesita –respondí de forma tajante.

–Ahora, hay un pequeño problema... –comentó Joel, que se esforzaba terriblemente por no hacer contacto visual con mi hermana– no estamos totalmente seguros de que los aparatos vayan a funcionar, después de todo, no tuvimos la chance de probarlos con una fuente de energía verdadera.

Mundo de héroes: Tiempos oscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora