48. ¿Quién quiere vivir por siempre?

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No tuvimos que movernos demasiado para hacer una evaluación de las pérdidas. Lentamente, los pocos sobrevivientes que quedaban en el campamento se fueron acercando a nosotros, encontrándonos abatidos, mirando perdidamente el suelo o el cielo, incapaces de decidir qué hacer a continuación.

Habíamos logrado que Eon se retirara, aunque sea momentáneamente, pero ¿podíamos decir que habíamos ganado?

El último registro daba cuenta de más de mil personas que ya estaban viviendo en nuestro campamento, con aproximadamente seiscientos aptos para el combate, y otros tantos dispuestos a luchar a pesar de sus nulas aptitudes para la guerra. ¿Ahora? Solo había un centenar de personas a nuestro alrededor, y eso era contando a los heridos; mirando alrededor, tal vez la mitad de ellos estarían en condiciones de luchar, aunque ¿luchar por qué? La batalla estaba perdida.

–Tenemos tres aviones en buen estado, otra que puede repararse fácilmente con las partes de las que quedaron destruidas –anunció Joel, que acababa de regresar de comprobar la pista de aterrizaje en búsqueda de sobrevivientes, traía algo en su mano–. Esos hijos de puta pusieron un rastreador en el ala del avión, así fue como nos encontraron.

Nadie contestó al joven Green, solo uno de los soldados emitió un leve murmullo que ni siquiera yo llegué a captar; estaba aturdido, me costaba demasiado pensar, enfocarme en una idea, no tenía idea de cómo proseguir.

–¿Qué dijiste? –preguntó Joel, dirigiéndose a su interlocutor, que estaba sentado contra una pared con su cabeza enterrada en su pecho.

–Dije, ¿qué carajos importa? –respondió el muchacho, levantando la mirada para encontrarse con la de Surfer– ¿Qué carajos importa cómo nos descubrieron? ¿Qué carajos importa cuántos aviones nos quedan? ¿Qué carajos importa cuántos podemos reparar? ¿Es que no te enteraste? Perdimos la puta guerra, se acabó.

–No es el momento para... –empezó a responder Sandy, pero el otro lo interrumpió.

–Oh, pero creo que lo es. Es el momento para que cunda el pánico, para que lloremos y hagamos las paces con nuestros dioses, si es que tienen alguno, porque esto terminó, en serio, y aprendí a aceptar la derrota hace mucho tiempo –continuó el soldado, poniéndose de pie y mirando al público, alguno de los cuales asentían en silencio–. Duramos más de lo que pensé que íbamos a durar, lo intentamos, pero se acabó, ¿o acaso quieren ir y morir violentamente?

Uno de los pocos niños que había quedado vivo estalló en llantos al escuchar las crudas palabras del militar, y enterró su cabeza en las piernas de su madre. Parecía que aquel tipo iba a continuar su discurso, cuando Alan se levantó y le asestó un solo puñetazo, que lo dejó tendido en el suelo, y dejó a todos boquiabiertos, a excepción de Rachel que se dedicó a sonreír.

–Odio a los charlatanes –se excusó Phase, sin quitar la mirada del militar, que ahora se arrastraba lejos de él para volver contra la pared.

  –Logramos derrotar a Eon en esta ocasión, lo haremos de nuevo, ¿verdad? –preguntó Felicity, al principio con algo similar a la convicción, pero terminando con un débil hilo de voz. 

La pelea contra El Antiguo por poco y le cuesta la vida, a pesar de que ella no estuviera dispuesta a aceptarlo. Aunque, hay que decirlo, le dio la batalla de su vida.

–¿Cuál es el plan, jefe? –agregó Elliot.

Lancé una risa solitaria y seca, que sonó más como un graznido que otra cosa. ¿No era esa la pregunta que todos teníamos en nuestra mente? ¿Cuál es el plan? ¿Qué sigue? Por primera vez en algún tiempo, no sabía qué nos deparaba el futuro, y era realmente aterrador. Lo cierto es que, en ese momento, me estaba costando bastante no levantarme, tirar la toalla, y ponerme junto al soldado que mi compañero acababa de golpear.

Mundo de héroes: Tiempos oscurosWhere stories live. Discover now