27. Mientras pueda ver la luz.

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Empecé a avanzar hacia la puerta, pero entonces noté que Alan, el extraño que había llegado para romper la monotonía de mi encierro, se disponía a cerrarla.

–¿Qué estás haciendo? –pregunté con desesperación, temiendo que si esa puerta volvía a cerrarse acabaría despertando en el frío piso de mi celda y descubriendo que todo lo que acababa de experimentar solo se trataba de un sueño.

–Solo confía en mí y adviérteme cuando los guardias estén al otro lado de la puerta –dijo él sin apartarse de aquel portillo metálico, esperando pacientemente a mi señal.

Lo miré por un segundo con confusión, mientras que un sudor frío recorría mi espalda y mi corazón latía tan fuerte que parecía que estaba a punto de salirse de mi pecho, pero finalmente decidí hacerle caso a mi salvador, después de todo, podía ser mi única oportunidad de huir.

Cerré los ojos, haciendo un esfuerzo impresionante por captar cualquier sonido fuera de la celda, pero, a pesar de todos mis intentos, solo me llegaba la agitada respiración de Alan. Aquellas cuatro paredes parecían haberse convertido en todo mi mundo, ya que afuera, por lo que podía percibir, reinaba un absoluto e inquietante silencio.

Mis poderes me estaban fallando, y era el peor momento para que lo hicieran. Sin embargo, sabía que no podía darme por vencido, y seguí intentando, forzándome, poniendo toda mi concentración en el exterior, apretando mis dientes hasta que estos rechinaron como si un tren hiciera un inútil intento por frenar de repente.

Pero entonces, casi por milagro, escuché el leve pero familiar sonido de una gota de agua al impactar con el suelo, y una amplia sonrisa se formó en mi rostro. Y así, como si un viejo dique finalmente hubiera cedido al implacable y continuo avance de unas violentas aguas que insistían en seguir su curso, todos esos sonidos, olores, leves sensaciones en mi piel que nunca antes había percibido, estallaron en mi mente, y con ellas las acompañó un fuerte dolor de cabeza.

Todos mis músculos se tensaron y, en un acto reflejo, llevé mis manos a cubrir mis oídos, aunque eso era totalmente inútil. Parecía que nada podía detener aquel poderoso torrente de sensaciones que me abrumaban.

Me obligué a tranquilizarme, sabiendo que no podía fallarle a Alan, e inmediatamente comencé a eliminar todas las distracciones que me impedían llevar a cabo las órdenes que él me había dado.

"Concéntrate, Daniel, tú puedes hacerlo", era lo único que me repetía una y otra vez en mi mente, a medida que todos los datos del ambiente que me resultaban irrelevantes iban siendo eliminados.

Finalmente, el repicar de dos pares de botas contra el cemento me llegó a los oídos con una fuerza impresionante, de forma que casi sonaba como si alguien acabara de descargar una ametralladora junto a mi oído. Pero, una vez que logré regular el volumen, descubrí que ya se encontraban peligrosamente cerca, probablemente a pasos de la puerta, de forma que me apresuré a gritar:

–¡Alan, ahora!

Sin dudarlo un segundo, aquel joven atravesó la puerta metálica con sus manos como si de una cortina de agua se tratara, y de inmediato se produjo un poderoso estruendo, ya que los había tomado de sus trajes les había golpeado las cabezas contra el duro metal.

Alan quitó sus manos de la puerta, la cual se abrió con el mismo chirrido que yo ya había llegado a conocer, y allí en el suelo pude ver a los dos guardias, totalmente inconscientes, a los cuales luego arrastró dentro de la celda para luego quitarles sus llaves.

–Probablemente debí mencionar antes que puedo atravesar paredes, bueno, en realidad puedo modificar mi densidad atómica, lo que me permite atravesar cualquier material, no solamente paredes, pero creo que ya te lo imaginabas –dijo él, casi sin parar para respirar, lo que me dejó algo aturdido, sin saber exactamente si había terminado de hablar–. Oh, siento haber dicho que tienes un aspecto de mierda. Siempre digo lo primero que se me viene a la mente, es un verdadero problema.

Mundo de héroes: Tiempos oscurosWhere stories live. Discover now