19. Cara a cara.

2.8K 231 157
                                    

Me detuve por algunos segundos antes de entrar a la torre Dolent, desde donde Ian había estado transmitiendo hacía apenas algunas horas, mientras yo estaba en China.

Ciertamente no era tan imponente como el edificio del Mercader por fuera, ya que era bastante más bajo y sencillo, pero por dentro albergaba uno de los centros de desarrollo tecnológico más importante del mundo, con Ian a la cabeza.

La torre Dolent había pertenecido al padre de Ian, el cual había utilizado el sótano del mismo para instalar un laboratorio secreto en el cual encontrar una cura para la enfermedad de su desdichada esposa. Por supuesto, debido a esto, ya estaba bastante familiarizado con la estructura del lugar, donde hacía unos pocos años un infierno sin igual se había desatado.

Sin embargo el tiempo de recordar las viejas épocas, épocas más sencillas había terminado, y debía de moverme rápido para conseguir lo que había venido a buscar a ese lugar.

Con paso decidido, y con la invisibilidad aún activada, caminé hasta entrar en la torre Dolent, y no pude evitar quedar impactado por lo diferente que era a la última vez que había estado allí, aunque no podía sorprenderme demasiado, ya que cuando la visite por primera vez estaba en total cuarentena, y con extrañas criaturas tratando de matarnos por todos lados.

La entrada del edificio no tenía guardias, pero si una gran cantidad de cámaras de seguridad, las cuales cubrían absolutamente todo, sin dejar ningún punto ciego en el lugar. Sin embargo, a medida que me adentraba por los limpios pasillos, no pude dejar de notar que los pocos guardias de seguridad con los que me crucé llevaban sus armas sin seguro. Claramente algo tenía nervioso a Ian.

Siempre con cuidado de no ser detectado, caminé hasta los ascensores y esperé a que alguien viniera a llamarlos. Por suerte, al ser un edificio grande y con mucho personal, fue solo cuestión de segundos hasta que alguien se acercara y lo hiciera.

Subí detrás de dos sujetos en batas de laboratorio, quienes venían discutiendo unas complicadas teorías sobre temas que escapaban a mi entendimiento, aunque ellos aseguraban que, si todo salía bien, podían cambiar el modo que mirábamos nuestro mundo para siempre.

El que se encontraba a mi izquierda, clavo y llamativamente alto, y apretó el botón del piso diez, y al instante las puertas se cerraron. Tras una rápida revisión del elevador pude comprobar que no había cámaras dentro, ni ningún tipo de instrumento que me evitara acceder a determinados pisos, supongo que, tras el incidente con su padre, la compañía trataba de mantener la transparencia, permitiendo el acceso a todo el personal, e incluso a civiles, a todos los niveles de la instalación, incluso al último piso, donde se encontraba la oficina de Ian.

–Sabes que tengo que preguntártelo... –dijo el acompañante del científico alto, cuyo rasgo más destacado eran unos enormes anteojos que agrandaban increíblemente sus ojos.

–Sí, lo sé, todo ha estado bastante extraño este último tiempo... Supongo que nos está costando cierto trabajo adaptarnos al nuevo jefe de seguridad, ese mastodonte, el señor Briggs –respondió el otro, aunque no parecía interesado en entablar una conversación sobre el tema.

–Esto no es sólo por la gran cantidad de guardias que merodean el lugar a partir de la llegada de ese sujeto, hay algo... extraño –continuó el otro, a quién claramente todo el tema le resultaba curioso.

–No empieces con tus teorías conspirativas, es lo último que necesito escuchar el día de hoy –respondió el alto, clavándole la mirada a su acompañante un poco más joven que él–. Tienes que controlar tu paranoia.

–¿Con la historia de esta familia? ¡Jamás! –exclamó el otro, pero inmediatamente giro su cabeza en búsqueda de algún pequeño micrófono oculto, y luego continuo hablando por lo bajo, solo para asegurarse– Hay guardias por doquier, Ian pasa muchísimas horas encerrado en su oficina, no podemos ir al sótano porque dicen que una cañería explotó y se inundó ¿No lo ves? Están haciendo algo extraño ahí dentro.

Mundo de héroes: Tiempos oscurosWhere stories live. Discover now