46. Fe

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Cuando desperté me encontraba en una camilla, siendo transportado hacia la enfermería por mis amigos, que solo podían expresar preocupación en sus rostros; sin embargo, no pudieron hacer otra cosa que sorprenderse cuando me incorporé rápidamente y me dispuse a salir.

–Dan, tranquilo. –Intentó contenerme Frank–. Te desmayaste, probablemente por el shock de la explosión, pero tenemos que llevarte a la enfermería solo por si acaso.

A pesar de lo que acababa de escuchar, no pude contenerme y simplemente empujé a mis amigos y empecé a correr hacia nuestro cuartel general, escuchando a mis compañeros discutir sobre mi cordura a mis espaldas.

Mis piernas parecían moverse solas, pero yo sabía bien a donde iban. Tenía que saberlo, no podía quedarme duda alguna.

En cuestión de minutos crucé las puertas de la habitación en la que estábamos reteniendo al Mejorado que habíamos secuestrado, y, como era de esperarse, Emma estaba allí, en su silla, con sus manos alrededor de su cabeza, en absoluto silencio, y con la mirada cansada de Joseph vigilando la situación desde una de las esquinas.

No sé si ella me leyó la mente, o si era tan terriblemente obvio lo que estaba haciendo en ese lugar, pero antes de que pudiera articular palabra alguna, ella tomó una gran bocanada de aire, sonrió y me miró.

–Solo hay un... vacío –dijo ella sin dejar de sonreír–. La mente colmena colapso, todos los Mejorados están muertos.

No pude evitar caer de rodillas, pero no porque me sintiera derrotado, sino porque, de repente, todo el cansancio de la misión me calló sobre los hombros como un yunque desde un décimo piso. Pero en ningún momento deje de sonreír, incluso algunas lágrimas de felicidad se asomaron.

Mis preocupados compañeros no tardaron en llegar al lugar, y al ver que tanto Emma como yo estábamos sonriendo comprendieron de lo que se trataba todo. La misión había sido un éxito.

En cuestión de segundos todos estábamos riéndonos, abrazándonos y celebrándolo, sabiendo que no había manera de que Eon se recupere tan rápidamente del duro golpe que había recibido, y ahora solo quedaba una sola cosa por hacer: detener a nuestro enemigo de una vez por todas.

Al cabo de unos minutos el cansancio se hizo evidente en todos mis compañeros, de forma que acordamos descansar, dormir como si no hubiera mañana, y cuando estuviéramos listos, ir a dar el informe de la misión.

Amy y yo fuimos a acostarnos a nuestra habitación, pero antes de dormir hicimos el amor tiernamente, con la seguridad un futuro mejor, y luego nos desplomamos por las siguientes horas.

No tengo idea de cuánto tiempo dormí, pero podría haber jurado que había pasado fácilmente una semana, y probablemente habría podido seguir de no haber sido por la exaltada voz de Alan, quien atravesó una pared e irrumpió en nuestros aposentos.

–¡Daniel! ¡Daniel! –exclamó él, haciendo que me sorbresalte y dirija mi mano hacia una cuchilla que tenía escondida debajo de la almohada, la cual solté con tranquilidad una vez que vi que era él– ¡Stella te está buscando!

De repente notó que Amy y yo estábamos completamente desnudos debajo de las sábanas y pareció quedarse sin palabras por algunos segundos.

–Escuché que alguien inventó algo llamado "puertas", tal vez debería recordarlo la próxima vez que piense en cruzar por la pared de la habitación del líder del equipo y su novia –agregó finalmente, aunque sin despegar su mirada de nosotros.

–Tal vez deberías hacerlo –replicó Amy con una ceja levantada.

–Cierto... bueno, bellos amantes... mierda, eso sonaba mejor en mi cabeza... En fin, ustedes, afuera, ahora –dijo él antes de girarse y retirarse por la misma pared por la que entró.

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