51. El show debe continuar

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De repente una fuerte sacudida, un subidón de energía, me obligó a abrir los ojos de par en par, y me encontré de repente con una fuerte luz apuntándome directamente al rostro que, tras algunos segundos en los que mis ojos lucharon por adaptarse, pude reconocer como una linterna que Joel sostenía, con una profunda preocupación en su rostro, pero al ver que despertaba, esta fue reemplazada por una amplia sonrisa.

El pecho me dolía como mil demonios, pero además sentía una ligera presión cerca del área de mi corazón, y al dirigir la mirada hacia allí me encontré con que todo el grupo estaba reunido a mi alrededor, incluida mi madre y Jasón, aún en su forma de bestia, y que Felicity tenía su mano apoyada suavemente sobre mí. Sin embargo, lo más llamativo de todo eran las dos flechas-eléctricas que tenía clavadas en el pecho a poca profundidad, y que habían sido activadas.

Miré nuevamente alrededor con los ojos grandes como plato, y me senté en el suelo, al tiempo que me sacaba las flechas, y Amy me envolvía en un fuerte abrazo mientras sollozaba, pero el contacto me resultó terriblemente doloroso, y aun así era mejor que la nada que había sido mi corta muerte, de forma que le devolví el abrazo con ganas.

Cuando finalmente nos separamos, miré una de las flechas-eléctricas y luego miré a Felicity, que me devolvió una sonrisa y se encogió de hombros, con una lágrima deslizándose por su mejilla.

–Funcionó la primera vez, ¿verdad? –señaló ella, recordando nuestro escape de Darkside.

Y yo no pude hacer otra cosa que reírme un poco, mientras que Frank y Elliot me ayudaban a ponerme de pie. Me encontraba débil, pero, tras unos segundos, pude independizarme del sostén de mis compañeros, y miré alrededor, en búsqueda de explicaciones.

Una vez que estuve totalmente incorporado, lo primero que noté es que nos encontrábamos en una especie de burbuja, y que a nuestro alrededor giraba una terrible tormenta de arena, que me impedía ver lo que sucedía más allá de la barrera.

–Todo el polvo se levantó cuando la máquina terraformer cayó, solo lo aproveché para cubrirnos mientras Rachel hacía su trabajo –dijo Sandy, respondiendo la pregunta que sin duda se leía en mis ojos.

Todo volvió a mí de repente, y, con algo de desesperación, como si temiera que todo fuera un terrible y cruel sueño, dirigí la mirada al lugar en que Damien me había apuñalado antes de caer muerto. En la zona mi traje tenía un profundo corte, y estaba lleno de sangre, pero la herida estaba cerrada, o, más bien quemada.

–Fue una suerte que estuvieras totalmente inconsciente, el dolor hubiera sido insoportable mientras cauterizaba tu herida –señaló la alienígena, sonriendo.

Nuevamente volví a mirar a todos mis compañeros, no tenía idea de qué decir. La muerte había sido una experiencia pacífica, pero aterradora, sobre todo porque sabía lo que dejaba sobre la tierra mientras yo me sumía en el sueño eterno: a Eon todavía de pie sobre esta tierra.

Estaba por decir algo, pero dirigí la mirada hacia Jason, que aún estaba transformado, y tenía sus amarillentos ojos clavados en mí.

–No te preocupes por él, Rebecca le hizo entender que no somos una amenaza para él o para ella –agregó Elliot, con voz confiada.

Inmediatamente miré a Feral. Tras su encontronazo con Pest había quedado muy debilitada y en un pésimo estado, de forma que apenas y podía sostenerse sin ayuda de mi madre, pero aun así hizo un esfuerzo por sonreír que me dejó bastante tranquilo.

–Entonces... ¿ganamos? –pregunté, con la garganta seca y haciendo un esfuerzo terrible para que mi voz no suene débil.

De repente los rostros de mis compañeros se pusieron terriblemente serios y las sonrisas desaparecieron.

Mundo de héroes: Tiempos oscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora